sábado, 23 de enero de 2010

Capítulo 9.

NO VÍ A DIMITRI POR un tiempo después de eso. Más tarde ese día me envió un mensaje diciendo que pensaba que deberíamos cancelar nuestras próximas dos sesiones debido a la proximidad de sus planes sobre abandonar el campus. Las clases estaban a punto de acabar de todas maneras, dijo; tomar un descanso de las prácticas parece ser algo razonable. Era una pobre excusa, yo sabía que esa no era la razón por la cual él las cancelaba. Si me quería evitar, hubiera preferido que inventara algo sobre como él y los otros guardianes debían reforzar la seguridad de Moroi o que debía practicar algún movimiento ninja súper secreto.

No tuve en cuenta su historia, yo sabía que me estaba evitando por causa del beso. Ese condenado beso. No me arrepentía, no exactamente. Solo Dios sabe cuanto he estado esperando para besarlo, pero lo hice por las razones equivocadas, debido a que estaba molesta y frustrada y sólo quería probar que lo podía hacer. Estaba tan cansada de hacer siempre lo correcto, lo inteligente. Estaba tratando de tomar el control pero parece que todo empeoró.
No había olvidado la advertencia que una vez me dio— que estar juntos no solo se trataba de la edad, sino que interferiría con nuestros trabajos.
Presionándolo en el beso....bueno, yo había abanicado las llamas de un problema que podría herir a Lissa finalmente, no debería haberlo hecho.
Ayer había sido incapaz de detenerme, hoy puedo ver todo más claro y no puedo creer lo que he hecho.

Me reuní con Mason la mañana de Navidad, y nos encontramos con los otros para salir. Era una buena oportunidad para sacar a Dimitri de mi cabeza. Me gustaba Mason—bastante y no era como si tuviera que escaparme y casarme con él. Como dijo Lissa, sería saludable para mi salir con alguien nuevamente.
Tasha había estado organizando nuestro desayuno-almuerzo de Navidad en un salón elegante en las habitaciones de huéspedes de la Academia. Muchas actividades en grupo y fiestas estaban ocurriendo en toda la escuela, pero rápidamente me di cuenta que la presencia de Tasha creaba una perturbación. Las personas o la miraban fijamente en secreto o se apartaban de su camino para evitarla. Algunas veces ella podía desafiarlos, o mantenerse cabizbaja, pero hoy eligió mantenerse lejos del camino de las otras realezas y simplemente disfrutar esta pequeña y privada fiesta de aquellos que no le huían.

Dimitri había sido invitado a la reunión y parte de mi resolución falló cuando lo vi. Estaba vestido elegantemente para la ocasión, Okay, “vestido elegantemente” era una exageración pero era lo que más se le parecía. Nunca lo había visto de esa manera, usualmente el lucía un poco rudo...preparado para entrar en una batalla en cualquier momento.
Hoy, su oscuro pelo estaba atado a la parte de atrás de su cuello, como si el realmente hubiera tratado de estar elegante. Estaba usando sus usuales jeans y sus botas de cuero, pero en vez de llevar una remera o su camisa termal, tenía puesto un fino buzo negro tejido. Era un sweater ordinario, no era de diseñador, ni caro, pero le agregó un toque de pulcritud que normalmente no tenía, y buen Dios, le quedaba muy bien.
Dimitri no era malo ni nada de eso, pero no salió de su camino para entablar una conversación conmigo. Sin embargo habló con Tasha, y miré con fascinamiento como hablaban tan fácilmente con ese modo que ellos lo hacían.
Sabía que un buen amigo de él era un primo lejano de la familia de Tasha y así se habían conocido.

-Cinco? -Preguntó Dimitri asombrado. Ellos estaban discutiendo el número de hijos que tenía su amigo.
-Yo no había oído eso.-Tasha asintió.
-Es insano. Lo juro, no creo que su esposa tenga más de seis meses libres entre cada embarazo. Ella es baja, también— así que debe haber engordado y engordado.


-Cuando lo conocí, ni siquiera quería hijos.-Sus ojos se ensancharon excitadamente.
-Lo se! No puedo creerlo. Deberías verlo ahora, se derrite por ellos. Ni siquiera puedo entenderlo la mitad del tiempo. Lo juro, habla más como un bebe que Inglés.-Dimitri sonrió con esa rara sonrisa suya.
-Bueno…los niños provocan eso en la gente
-No puedo imaginarme que te pase eso a ti.-Ella rió. –Tú no eres nada sensible. Por supuesto…supongo que habrás hecho habla de bebe en ruso, uno nunca sabe.
Ambos se rieron de eso, yo me di media vuelta y me fui, agradecidamente Mason estaba ahí para hablar, era una buena distracción de todas las cosas, porque adhiriéndole a que Dimitri me ignoraba, Lissa y Christian estaban charlando en su pequeño mundo.
El sexo parecía haberlos enamorado mucho más de lo que estaban, y me preguntaba si podría pasar algún tiempo con ella en todo el viaje de ski. Eventualmente se alejó de él para darme mi regalo de Navidad.
Abrí la caja y miré dentro, vi un cordón de cuentas marrones, y la esencia de rosas flotó por el aire.
-Que…
Saqué el cordón, y un pesado crucifijo de oro sonó desde el final de él. Ella me había dado un CHOTKI. Era parecido a un rosario, sólo que más pequeño, del tamaño de un brazalete.
-Estás tratando de convertirme?-Pregunté socarronamente. Lissa no era una loca religiosa ni nada de eso, pero ella creía en Dios e iba a la iglesia regularmente. Como muchas de las familias Moroi que provenían de Rusia y el este de Europa, ella era una cristiana ortodoxa.
Yo? Era mucho más que una Agnóstica Ortodoxa. Pienso que Dios probablemente exista, pero no tengo el tiempo ni la energía para investigar. Lissa respetó eso y nunca trató de presionarme con su fe, eso hacía su regalo mucho más extraño.
-Póntelo.-Ella dijo, claramente divertida con mi shock. Lo hice. En la parte de atrás de la cruz, había grabado en oro un dragón trenzado con flores.
La cresta de Dragomir. Yo la busqué, confundida.
-Es una herencia familiar.-Dijo. –Uno de los buenos amigos de mi padre mantuvo guardada una caja con sus cosas. Esto estaba entre ellas. Le perteneció al guardián de mi bisabuela.
-Liss … -Le dije. El chotki tomó un Nuevo significado.
-No puedo…no podéis darme algo como esto.
-Bueno, ciertamente no puedo quedármelo. Es para un guardián, mi guardián.

Enrollé las cuentas alrededor de mi muñeca. La cruz se sentía fría contra mi piel.

-Sabes…me burlé –Hay una Buena posibilidad de que me pateen fuera de la escuela antes de convertirme en tu guardián.
Ella sonrió. –Bueno, después de que lo hagan me la podéis devolver.

Todo el mundo se rió. Tasha empezó a decir algo, pero paró cuando miró la puerta.
-Janine!
Mi madre estaba de pie allí, estaba rígida e impasible como siempre.
-Siento llegar tarde, dijo –Tuve que encargarme de un negocio.
Negocios. Como siempre. Hasta en Navidad.

Sentí que mi estómago se revolvía y mis mejillas se calentaban cuando los detalles de nuestra pelea volvieron a mi mente. Ella no había dicho ni una palabra de comunicación desde que ocurrió nuestra pelea dos días atrás, ni cuando estaba en la enfermería. Ni disculpas. Nada. Rechiné mis dientes.
Ella se sentó con nosotros y rápidamente se unió a la conversación. He descubierto que ella sólo podía hablar de un tema: los negocios de los guardianes. Me preguntaba si tenía algún hobbie. El ataque Badica estuvo en la mente de todos, y éste la condujo a hablar sobre una pelea similar en la que ella había estado.
Para mi horror, Mason se fascinó con cada una de sus palabras.
-Bueno, las decapitaciones no son tan fáciles como parecen. Dijo en su manera de la realidad. Nunca pensé que fueran nada fáciles, pero su tono sugería que ella creía que todos pensaban que eran una pavada.
-Debéis pasar el cordón espinal y los tendones. Hasta el hueso,-vi como Lissa se mareaba. Ella no era buena para las charlas asquerosas. Los ojos de Mason se iluminaron.
-Cuál es la mejor arma para hacerla?
Mi madre lo consideró.
-Un hacha. Podes tener más peso.-Ella hizo un movimiento oscilante por vía de la ilustración.
-Qué bien!.-Él dijo. – Hombre, espero que me dejen cargar un hacha.
Era un idea cómica y ridícula, ya que las hachas no eran para nada armas convenientes de cargar. Por medio segundo, el pensamiento de Mason caminando por una calle con un hacha sobre su hombro iluminó un poco mi humor. El momento pasó rápidamente.
Honestamente no podía creer que estuviéramos teniendo esta conversación en Navidad.
La presencia de mi madre había agriado todo. Afortunadamente el grupo de personas se dispersó. Christian y Lissa se fueron a hacer sus propias cosas, Dimitri y Tasha aparentemente tenían que ponerse al día un poco más.

Mason y yo estábamos bien en nuestro camino a los dormitorios dhampir cuando mi madre se nos unió. Ninguno de nosotros dijo nada. Las estrellas abarrotaban el oscuro cielo, alto y brillante, su brillo hacía juego con el hielo y la nieve alrededor nuestro. Llevaba mi abrigo de marfil adornado con piel falsa, e hizo un buen trabajo manteniendo mi cuerpo templado, aunque no hizo nada contra las frías ráfagas que quemaron mi cara. Caminamos todo el tiempo, yo seguía esperando que mi madre diera la vuelta hacia las otras áreas de guardianes, pero ella entro con nosotros.
-He estado queriendo hablar contigo- dijo finalmente. Mis alarmas se encendieron, que hice ahora? Eso fue todo lo que ella dijo, pero Mason rápidamente entendió la indirecta. Él ni era estúpido ni era obvio con las señales sociales, justo como en ese momento, hubiera deseado que lo fuera. También encontré irónico que él quisiera pelear contra todos los Strigoi en el mundo pero le tuviera miedo a mi madre.

Me lanzó una mirada de disculpa, se encogió de hombros y dijo-Hey, debo irme, a, algún lado. Te veo luego.
Lo miré lamentando que se fuera, deseando poder correr tras él. Probablemente mi mamá me haría frente y me golpearía en el otro ojo si trataba de escapar. Mejor hacer las cosas a su manera y resolver esto. Moviéndome incómodamente, miré hacia todos lados menos a ella esperando que hablara. Desde la esquina de mi ojo, pude ver unas pocas personas mirándonos. Recordando como todo el mundo parecía saber cómo ella me había dejado el ojo negro, decidí repentinamente que no quería testigos alrededor que escucharan cualquier clase de lección que ella me fuera a dar.
-Quieres, um, ir a mi habitación?-pregunté
Ella miró sorprendida, un poco insegura. –Claro.
La conduje al piso de arriba, manteniéndome a una distancia segura mientras caminábamos. Una embarazosa tensión se construyó entre nosotras. Ella no dijo nada cuando llegamos a mi habitación, pero la vi examinar cuidadosamente cada detalle, como si un Strigoi estuviera oculto allí.
Me senté en la cama esperando mientras ella se paseaba, insegura sobre lo que debía hacer.
Pasó sus dedos sobre una pila de libros sobre el comportamiento y la evolución animal.
-Son éstos para un trabajo?- preguntó
-No. Solo estoy interesada en eso, eso es todo.
Sus cejas se alzaron. Ella no sabía eso, pero cómo iba a saberlo? No sabía nada sobre mí.
Continuó con su apreciación, deteniéndose para estudiar pequeñas cosas mías que aparentemente la sorprendían.
Una foto de Lissa y yo vestidas de hadas para Halloween. Un bolso de SweeTarts. Fue casi como si mi madre estuviera viéndome por primera vez.
Abruptamente, se dio vuelta y me extendió su mano. –Aquí.
Sobresaltada, me apoyé hacia delante y mantuve mi palma fuera debajo de la de ella. Algo pequeño y frío cayó en mi mano. Era un colgante redondo, uno pequeño, no mucho más grande que una moneda de diez centavos de diámetro. Una base de plata sostenía un disco llano de círculos de colores. Frunciendo el ceño, pasé mi pulgar sobre su superficie. Era extraña, pero los círculos casi lo hacían ver como un ojo. El interior de éste era pequeño, justo como una pupila. Era tan azul oscuro que parecía negra. Alrededor había un gran círculo azul pálido, que estaba rodeado por un círculo blanco. Un muy, muy delgado anillo del mismo azul oscuro rodeaba el exterior.
-Gracias-le dije. No esperaba nada de ella. El regalo era extraño—para qué diablos ella me daría un ojo? —pero era un regalo... –Yo... yo no tengo nada para ti.
Mi mamá asintió, cara inexpresiva e indiferente una vez mas. –Esta bien. No necesito nada.
Giró nuevamente, y empezó a caminar por la habitación. No tenía mucho espacio para hacerlo, pero su baja estatura le daba un paso pequeño. Cada vez que pasaba frente a la ventana sobre mi cama, la luz capturaba su pelo y lo iluminaba. La miré curiosamente y me di cuenta que ella estaba nerviosa al igual que yo.
Se detuvo y me miró. –Cómo esta tu ojo?
-Mejorando.
-Bien. Abrió su boca y tuve el presentimiento que estaba a punto de disculparse. Pero no lo hizo. Cuando comenzó a pasearse nuevamente, decidí que no podía seguir soportando la inactividad. Comencé apartando mis regalos. Había obtenido una linda pila de cosas esta mañana. Una de ellas era un vestido de seda, regalo de Tasha, rojo, con flores bordadas.
Mi madre me miró colgarlo en el diminuto armario de la habitación.
-Tasha fue muy amable
-Sí –estuve de acuerdo. –Yo ni sabía que me iba a regalar nada. Ella me agrada.
-A mi también.

Me di la vuelta y la mire fijamente. Mi sorpresa reflejaba la de ella. Si no la hubiera conocido mejor hubiera dicho que estábamos de acuerdo en algo. Tal vez los milagros de Navidad si ocurrían.
-Guardián Belikov será una buena pareja para ella.
-Yo—pestañee, no estaba segura sobre lo que estaba hablando. –Dimitri?
-Guardián Belikov- me corrigió severamente, todavía sin aprobar mi forma casual de nombrarlo.
-Qué...qué clase de pareja? –pregunté.
Ella levantó una ceja. –No me has escuchado? Ella le pidió que sea su guardián—desde que no tiene uno.
Me sentí cómo si me hubieran golpeado nuevamente
- Pero él esta asignado aquí. Y a Lissa.
-Los arreglos pueden deshacerse. Sin tener en cuenta la reputación de Ozera...ella todavía es de la realeza. Si ella presiona, ella lo puede conseguir.
Miré fijamente hacia la nada. –Bueno, supongo que son amigos y todo.
-Más que eso—o probablemente lo podrían ser.
Bam! Golpeada otra vez.
-Qué??
-Hmm? Oh. Ella está interesada en él. Por el tono de mi madre, estaba claro que los asuntos románticos en realidad no le interesaban. –Ella está dispuesta a tener hijos dhampir, así que es posible que puedan hacer un acuerdo si él es finalmente su guardián.
Oh. Mi. Dios.
El tiempo se congeló. Mi corazón dejó de latir.
Me di cuenta que mi madre estaba esperando una contestación. Estaba apoyada en mi escritorio, mirándome. Podría ser capaz de cazar un Strigoi, pero no era consciente de mis sentimientos.
-Él....él lo hará? Ser su guardián? Pregunté rápidamente.
Mi mamá se encogió de hombros. –No creo que acepte todavía, pero por supuesto que lo hará. Es una gran oportunidad.
-Por supuesto. -Repetí. Por qué iba Dimitri a despreciar la oportunidad de ser guardián de una amiga y de tener un bebé?
Creo que mi mamá dijo algo más después de eso, pero no la escuché. No escuché nada. Me quedé pensando en Dimitri abandonando la Academia, abandonándome a mi. Pensé en la manera en que él y Tasha habían mejorado su relación. Y después de esos recuerdos, mi imaginación empezó a crear futuras escenas. Tasha y Dimitri juntos. Tocándose. Besándose. Desnudos. Otras cosas…
-Estoy cansada.
Mi mamá terminó su oración. No tenía ni idea de lo que había estado diciendo antes de que la interrumpiera.
-Estoy realmente cansada. Repetí. Pude oír el vacío de mi propia voz. Vacía. Sin emoción. –Gracias por el ojo...um, cosa, pero si no te importa...
Mi mamá me miró sorprendida, sus rasgos abiertos y confundidos. Luego, así como así, su fría pared de profesionalismo volvió a su lugar. Hasta ese momento, no me había dado cuenta de cuanto tiempo la había dejado fuera. Por un breve momento, ella se había hecho vulnerable conmigo. Esa vulnerabilidad ahora se había ido.
-Claro- ella dijo aburridamente. –No quiero molestarte.
Quería decirle que no era así. Quería decirle que no la estaba echando por ninguna razón personal. Y quería decirle que deseaba que fuera la amable, amorosa y comprensiva madre de la que siempre se oía hablar, una en la cual poder confiar. Hasta quizá poder ser una madre con la cual poder discutir sobre mi vida amorosa. Dios. Desearía poder decirle a alguien sobre eso, en realidad. Especialmente en este momento.
Pero estaba demasiado atrapada en mi drama personal como para decir ninguna palabra.
Sentía como si alguien me hubiera arrancado el corazón y lo hubiera lanzado al otro extremo de la habitación. Había un agonizante y caliente dolor en mi pecho, y no tenía idea de cómo podría llenarse alguna vez. Había una cosa que aceptar, no podía tener a Dimitri.
No le dije nada más a mi madre, debido a que mis capacidades de hablar ya no existían. La furia centellaba en sus ojos, y sus labios se habían alargado en esa tirante expresión de disgusto que ella utilizaba muy a menudo. Sin más palabra, se dio media vuelta y se marchó, golpeando la puerta tras ella. Golpear la puerta era algo que yo también hubiera hecho, en realidad. Supuse que sí compartíamos algunos genes. Pero me olvidé de ella casi inmediatamente. Sólo me quedé sentada pensando. Pensando e imaginando.
Pasé el resto del día haciendo un poco más que eso. Me salté la cena. Solté algunas lágrimas. Pero el mayor tiempo lo pasé sentada en mi cama pensando y poniéndome cada vez más y más deprimida. También descubrí que la única cosa peor que imaginar a Dimitri y Tasha juntos era recordar cuando estábamos juntos. Él nunca me tocaría de nuevo de esa manera, nunca me besaría otra vez...
Estas fueron las peores Navidades de mi vida
Capítulo 8.

Christian LA ESTABA BESANDO, y WOW, eso si era un beso. Él no se andaba con rodeos. Ese es el tipo de beso que no se les debería permitir ver a los niños pequeños. Maldición, era el tipo de beso que no se debía permitir ver, y mucho menos experimentarlo a través de un enlace psíquico.
Como había señalado antes, las emociones fuertes de Lissa podían hacer que sucediera este fenómeno, me tiraba dentro de su cabeza. Pero siempre, siempre, era porque tenía sentimientos negativos. ¿Pero esta vez? Ella no estaba nada molesta.
Ella estaba feliz. Muy, muy feliz.
El lugar había sido un refugio para ellos dos, cuando se sintieron antisociales y querían escapar. Finalmente, habían decidido hacerse antisociales juntos, y una cosa dio lugar a otra. Des de que lo hicieron público, yo no sabía que pasaran su tiempo aquí. Tal vez estén de vuelta por los viejos tiempos.
Y de hecho, parecía que estuvieran celebrando algo. Velas aromáticas colocadas alrededor del polvoriento y viejo sitio, que llenaban el aire con un perfume de lilas. Hubiera estado un poco nerviosa por la cantidad de velas que habían en un siento con tanta cantidad de libros y cajas inflamables, pero probablemente Christian creía que podía controlar cualquier accidente que pasara con el fuego.
Finalmente, rompieron su apasionado y largo beso y se miraron el uno al otro. Se dejaron caer de lado en el suelo. Habían extendidas varias mantas debajo de ellos.
La cara de Christian estaba abierta y blanda cuando miro a Lissa, sus ojos azules y pálidos radiaban de un emoción interna. Era distinto a la manera en que me miraba Mason. Había cierta adoración en él, pero Mason se parecía más a cuando vas andando por una iglesia y te cae encima el temor y el miedo de algo que adoras pero que realmente no entiendes. Christian adoraba claramente a Lissa a su manera, pero hubo un destello que recorrió sus ojos, las sensación de que los dos compartían en si una comprensión de una manera tan perfecta y poderosa que ni siquiera necesitaban las palabras para expresarse.
-¿No crees que vamos a ir al infierno por hacer esto?- le pidió Lissa.
Él la alcanzó y le toco la cara, arrastrando los dedos a lo largo de su mejilla y bajando por el cuello hasta llegar a la parte superior de su camisa de seda. Ella respiraba pesadamente ante ese contacto, era tan suave y pequeño, sin embargo evocaba una pasión tan fuerte dentro de ella.
-¿Por esto?- Jugó con el borde de la camiseta, dejando que su dedo apenas rozara el interior.
-No.- ella se rió –Por esto- Ella señalo el ático que les rodeaba. –Esto es una iglesia. No deberíamos de hacer, mmm, esta clase de cosas aquí arriba.-
-No es verdad- Él discutió. Suavemente, le empujo la espalda y se inclino sobre ella. – La iglesia está debajo. Esto es solo el almacén. Dios no lo tendrá en cuenta.-
-No crees en Dios- le riño. Sus manos se abrieron paso por su pecho. Sus movimientos eran tan ligeros y deliberados como los suyos, con todo, provocando claramente la misma respuesta en él.
Él suspiro de alivio cuando deslizo sus manos bajo la camisa y hasta su estomago. –Estoy bromeando-
-Tú dirías cualquier cosa ahora- ella le acusó. Sus dedos cogieron el borde de la camisa y la empujaron hacía arriba. Él cambio la postura de manera que ella le pudiera sacar la camisa y después se inclino encima de ella, juntando su pecho desnudo.
-Tienes razón- Él cuidadosamente desabrocho el botón de la blusa. Sólo uno. Entonces se volvió a inclinar hacía abajo y le dio uno de esos besos duros, profundos. Cuando cogió aire de nuevo, continuo como si nada hubiera ocurrido. – Dime lo que necesites escuchar, y lo diré.-Él desabotonó otro botón.
- No hay nada que necesite escuchar- Ella rió. Otro botón ya estaba libre.- Puedes decírmelo quieras, estará bien siempre que sea la verdad.-
-La verdad ¿Eh? Nadie quiere oír la verdad. La verdad nunca es sexy. Pero…- El último botón salió, y él separo la camisa lejos. –Eres demasiada malditamente sexy para ser real.-
Sus palabras sonaron en un tono sarcástico, pero sus ojos trasmitían un mensaje completamente distinto. Yo estaba viendo toda esta escena a través de los ojos de Lissa, pero me podía imaginar lo que vio. Su suave blanca piel. La esbelta cintura y la cadera. Un sujetador de encaje blanco. A través de ella pude sentir que el encaje le picaba, pero no le presto atención.
Las sensaciones encariñadas y hambrientas se extendieron por toda ella. Dentro de Lissa, podía sentir como su corazón y respiración se aceleraba. Emociones similares le pasaban a Christian, nublando el resto de los pensamientos coherentes. Desplazándose hacía abajo, él se puso encima de ella, presionando sus cuerpos juntos. Su boca buscó la suya de nuevo, y sus labios y lengua entraron en contacto, Sabía que tenía que salir de allí.
Porque ahora lo entendía todo. Entendía porque Lissa se había vestido así y porque el nido de amor estaba decorado como una sala de exposición de velas aromáticas. Esto es lo que era. El momento. Después de un mes de encuentros, iban a tener relaciones sexuales. Lissa, yo sabía, lo había hecho antes con su exnovio. Yo no sabía lo que había hecho Christian en el pasado, pero, sinceramente, dudé mucho de que las niñas hubieran caído ante su encanto abrasivo.
Pero en la sensación que recibía de Lissa, yo podía decir que eso no le importó. No en ese momento. En ese momento tan sólo estaban ellos dos y la forma en que se sentían uno sobre el otro ahora mismo. Y en una vida llena de preocupaciones que alguien de su edad debería haber tenido, Lissa se sentía absolutamente segura de lo que estaba haciendo. Era lo que quería. Lo que había deseado hacer con él des de hace mucho tiempo.
Y yo no tenía derecho de ser testigo de eso.
¿ Era una broma? Yo no quería ser testigo. No tengo ningunas ganas de ver a otras personas encendidas, y puedo asegura por el infierno que no quiero experimentar sexo con Christian. Era como prácticamente perder mi virginidad.
Pero por Jesucristo, Lissa no es que me lo estuviera poniendo fácil para salir de su cabeza. Ella no deseaba separarse de sus sentimientos y emociones, y cuanto más fuerte crecían, más fuerte me sostenían. Intentando distanciarme de ella, centre mis esfuerzos a volver en mi misma, concentrándome tan fuerte como pude.
Más ropa desapareció…
¡Vamos, vamos! Me dije severamente.
El condón salió…
Tú eres una persona propia, Rosa. Vuelve a tu cabeza
Sus miembros entre sí, sus cuerpos se movían juntos…
¡Hijo de…
Entonces salí de ella y volví de nuevo a mí. Un vez más, estaba de regreso a mi habitación, pero yo ya no tenia ningún interés en embalar mi mochila. Mi mundo entero se bloqueo. Me sentía insegura, extraña, violada, casi insegura de si yo era Rosa o si era Lissa. También sentí resentimiento hacía Christian otra vez. No quería tener relaciones sexuales con Lissa, pero había una punzada dentro de mí, frustrada por la sensación de que ya no era el centro de su mundo.
Dejando intacta la mochila, me fui directa a la cama, envolviendo mis brazos a mí alrededor y apretándome en una bola para intentar silenciar el dolor de mi pecho.


Me dormí muy rápidamente y me desperté temprano como resultado de ello. Normalmente, me tenían que sacar de la cama para ir con Dimitri, pero hoy me adelante lo suficiente para ganarlo en el gimnasio. Mientras le esperé, vi a Mason cortando a través de uno de los edificios de las aulas.
-Wow-le llamé –¿Des de cuando te levantas tan temprano? –
-Des de que tengo que hacer un examen de matemáticas- dijo, caminando hacía mí. Me dio una sonrisa maliciosa. – Puede que valga la pena saltármelo, para pasar el rato contigo.-
Me reí, recordando mi conversación con Lissa. Sí, definitivamente hay cosas peores que podría hacer que ligar y empezar algo con Mason.
-Nah. Podrías tener problemas, entonces no podría tener un verdadero desafío en las pistas.-
Hizo rodar los ojos todavía sonriendo. - Yo no soy el verdadero reto ¿recuerdas?-
-¿Estas listo para apostarte algo aún?¿O tienes demasiado miedo?-
-Cuidado- me advirtió- O podría ser que devolviera su regalo de Navidad-
-¿Me conseguiste un regalo?- No me lo había esperado.
-Sí. Pero vigilaría lo que dices, podría dárselo a alguna otra.-
-¿Como a Meredith?- Bromeé
-Ella ni siquiera juega en tu liga, y tú lo sabes.-
-¿Incluso con un ojo morado?- Le pregunté con una mueca.
-Incluso con dos ojos morados.-
La mirada que me dio en ese momento no era de burla o incluso realmente sugestiva. Era agradable. De amistad e interesada. Como él realmente quería. Después de todo el estrés anterior, me gustó que le importara a alguien. Y con el descuido estaba empezando a sentir a Lissa, también me di cuenta del gusto que daba que alguien quisiera poner tanta atención en mí.
-¿Qué haces por Navidad?-le pregunté
Él se encogió de hombros.-Nada. Mi mama hubiera venido, pero tuvo que cancelarlo en el último momento… ya sabes, con todo lo que paso.-
La madre de Mason no era guardiana. Ella era un dhampir que había decidido nacionalizarse y tener hijos. Como resultado de ello, yo sabía que él la veía poco. Es irónico, pensé, que en realidad mi mama estaba aquí, pero era como si estuviera en cualquier otro lugar.
-Ven conmigo- Le dije de manera impulsiva. –Voy a estar con Lissa, Christian y su tía. Será divertido.-
-¿En serio?-
-Muy divertido-
-Eso no era lo que te estaba preguntando-
Hice una mueca. –Ya lo sé. Sólo ven ¿ok?-
Él me hizo una de sus galanes reverencias que tanto le gustaba hacerme. –Claro que sí-
Mason se fue vagando sólo en cuanto Dimitri apareció para nuestra práctica. Hablar con Mason había hecho sentirme vertiginosamente feliz, no había pensado absolutamente en mi cara con él. Pero con Dimitri, de repente me conciencié. No quería ser menos perfecta para él, y caminamos hacía dentro, salí de su camino para evitar que me mirará la cara y no pudo verme completamente. Preocuparme por esto hizo que mi ánimo bajara y cayó en picado, el resto de cosas que me habían ido trastornando cayeron sobre mi espalda.
Volvimos a la sala de entrenamiento con los maniquíes, y él me dijo que quería que simplemente practicara las maniobras de hacía dos días. Feliz de que no fuéramos a luchar, me puse en mi trabajo de una manera ardiente, los maniquíes mostrarían exactamente lo que sucedería si te metes con Rose Hathway. Sabía que mi furia en la lucha fue encendida por algo más que por el simple deseo de hacer el bien. Mis sentimientos estaban fuera de control está mañana, después de la cruda e intensa lucha con mi madre y lo que había presenciado con Lissa y Christian anoche. Dimitri se sentó detrás y me miro, de vez en cuando criticaba mi técnica y ofreció algunas nuevas sugerencias para las nuevas tácticas.
-Tú pelo es el problema- dijo en un momento. –No sólo te bloquea la visión periférica, sino que estas corriendo el riesgo de que tu enemigo consiga ventaja.-
-Si estuviera en un pelea real, lo llevaré recogido hacía arriba.- Gruñí mientras empujaba la estaca cuidadosamente hacía arriba entre las costillas del maniquí. No sabía que estaban hechos los huesos artificiales, pero eran una pega para evitar. Pensé en mi mama de nuevo y añadí un poco más de fuerza a la junta. –Hoy lo estoy llevando hacía abajo, ese es todo.-
-Rose- me avisó. Hice caso omiso de él, hundí otra vez. Su voz me llegó más bruscamente la próxima vez que me habló. –Rose. Detenté.-
Me aparté del maniquí, sorprendida de encontrar mi respiración trabajando. No me había dado cuenta de que estaba trabajando tan duro. Mi espalda golpeó contra la pared. No tenía ningún sitio al que ir, miré lejos de él, y dirigí mis ojos al suelo.
-Mírame.- me ordenó.
-Dimitri…-
-Mírame-
No importaba nuestra estrecha historia, todavía era mi instructor. No podía rechazar una orden directa. Poco a poco, a regañadientes, me di la vuelta hacía él, seguí inclinando la cabeza ligeramente hacia abajo, de manera que mi pelo colgaba por los lados de mi cara. Se levantó de la silla, camino y se paró enfrente mío.
Evitaba sus ojos, pero vi su mano avanzar hacía mi cortina de pelo. Luego se paró. Al igual que mi respiración. Nuestra atracción de corta duración estaba llena de preguntas y reservas, pero una cosa la sabía seguro: Dimitri había amado mi pelo. A lo mejor aún le gustaba. He de admitir que era un pelo genial. Largo, sedoso y oscuro. Solía encontrar excusas para tocármelo, y él me aconsejo que no me lo cortara como todas las otras mujeres guardianas.
Su mano se paró allí, y mi mundo aún seguía parado esperando ver lo que él haría. Después de lo que me pareció una eternidad, él dejo caer gradualmente su mano de nueva a su lado. La decepción me quemaba por dentro, pero al mismo tiempo, había aprendido algo. Había dudado. Había tenido miedo de tocarme, que por lo tanto, tal vez, sólo tal vez, significaba que aún me quería. Había tenido que dominarse de nuevo.
Lentamente tire mi cabeza hacía atrás de manera que hicimos contacto visual. La mayor parte de mi pelo cayó de mi cara, pero no del todo. Su mano tembló de nuevo, y esperaba que llegará de nuevo hacía delante. La mano se le estabilizo. Mi entusiasmo se amortiguó.
-¿Te duele?-preguntó. El olor del aftershave, mezclado con su sudor, me desesperó más. Dios, quería que me tocara.
-No- le mentí.
-No parece tan malo- me dijo – Se te va a curar-
-La odio- le dije, asombrada de cuanto veneno desprendieron esas dos palabras. Incluso mientras me giré y deseé a Dimitri. Todavía no podía creer el resentimiento que tenían en contra de mi madre.
-No, no lo haces.- dijo suavemente.
-Sí lo hago-
-Tú no tienes tiempo de odiar a nadie- todavía me aconsejó con su voz de entrenador. –No en nuestra profesión. Tienes que hacerla paces con ella.-
Lissa me había dicho exactamente lo mismo. A mi indignación se sumaron otras emociones. Esa oscuridad dentro de mí empezó a desplegarse. -¿Hacer las paces con ella? Después de que ella me dejo un ojo morado a propósito!¿ Porque soy la única que ve esto como una locura?-
-Ella no lo hizo a propósito.- Dijo en voz fuerte. –No importa cuánto te moleste, tú debes de creerlo. Ella no haría eso, y de todos modos, la vi más tarde ayer. Estaba preocupada por ti.-
-Probablemente, se preocupo más porque alguien le acusara contra malos tratos de niños.- Murmure.
-¿No crees que esta es la época del año para perdonar?-
Suspire en voz alta. – Esto no es un especial de Navidad! Esta es mi vida. El mundo real. La bondad y los milagros no ocurren.-
Él seguía mirándome tranquilamente. – En el mundo real, tú puedes hacer que ocurran tus propios milagros.-
Mi frustración de repente llego a un punto límite, y me rendí tratando de mantener mi control. Estaba tan cansada de ser razonable, las cosas practicas cuando algo salía mal en mi vida. En algún lugar dentro de mí, yo sabía que Dimitri sólo quería ayudarme, pero yo no estaba de buen humor para el buen significado de las palabras. Yo sólo quería el confort de mis problemas. No quería pensar en lo que haría una mejor persona. Deseaba que él me sostuviera y me dijera que no me preocupara.
-Ok ¿Puedes parar ya?- Le exigí, con las manos en las cadera.
-¿Parar el qué?-
-Todo el rollo mierda profundo del Zen. No me hablas como si fuera una persona real. Todo lo que me dices es algo sabio, lecciones absurdas para la vida. Suenas como si fueras un especial de Navidad.- Sabía que no era justo tomar mi enojo en su contra, me encontré casi gritándole. –Lo juro, a veces es como que sólo quieres escucharte hablar a ti! Y se que no siempre eres así. Estas perfectamente normal cuando hablas con Tasha. ¿Pero conmigo? Tú tan sólo haces movimientos mecánicos. No te preocupas por mí. Solo haces tu papel de mentor.
Él me miraba totalmente sorprendido. -¿Qué no me importas?-
-No- me sentía pequeña, muy, muy pequeña. Y yo sabía la verdad, que él cuidaba de mí y era más que mi simple mentor. Aunque no podía ayudarme a mi misma. Yo solo me acerque. Y le golpeé el pecho con mi dedo. –Soy otra estudiante más para ti. Simplemente sigues y sigues con tu estúpida manera de darme lecciones sobre la vida y que…-
La mano que esperaba que tocara mi pelo de repente me agarró apuntándola hacía un lado. Él la fijo en la pared y me sorprendí al ver un destello de emoción en sus ojos. No era exactamente ira… pero era algún tipo de frustración.
-No me digas lo que estoy sintiendo.- Él gruño.
Entonces vi que la mitad de lo que había dicho era verdad. Casi siempre estaba tranquilo, siempre mantenía el control, incluso durante los combates. Pero él me había dicho que una vez también se rompió y golpeó a su padre Moroi. Él había sido como yo, siempre a punto de actuar sin pensar, haciendo cosas que él sabía que no debía.
-¿ Es eso no? ¿No lo es?- Le pregunté
-¿Qué?-
-Siempre estas luchando para mantenerte bajo control. Tú eres igual que yo.-
-No- dijo, obviamente aun trabajando.-He aprendido a controlarme.-
Algo acerca está revelación me lo hizo ver. –No- Le informé.- No lo haces. Pones una cara buena, y la mayor parte del tiempo te hace permanecer en control. Pero a veces no puedes. Y a veces…- Me incliné hacía delante y reduje mi tono de voz. –A veces no quieres.-
-Rose…-
Yo podía ver el trabajo que hacía, la respiración y el golpeteo de su corazón se aceleraron tanto como el mío. Y él no se separaba. Sabía que esto era lo incorrecto. Sabía todas las razones lógicas que hacían que permaneciéramos separados. Pero en ese momento, no me importaban. No quería controlarme a mi misma. No quería ser buena.
Antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, le besé. Nuestros labios se juntaron, y cuando sentí que él me besaba, yo sabía que tenía razón. Me presiono más cerca, y me capturó entre él y la pared. Mantuvo mi mano cogida, pero con la otra serpenteó detrás de mi cabeza, resbalando entre mi pelo. El beso estuvo lleno de intensidad, también había ira, pasión, libertad…
Él fue el que lo rompió. Se movió de un tirón lejos de mí y tomo varios pasos atrás, pareciendo sacudido.
-No hagas eso otra vez- dijo tieso.
-Entonces, no me beses-Le repliqué.
Él me miro fijamente como si lo fuera a hacer para siempre. –Yo no doy lecciones Zen para escucharme hablar a mi mismo. No las doy porque seas otra estudiante. Estoy haciéndolo para enseñarte a controlarte.-
-Pues estas haciendo un buen trabajo.- Le dije amargamente.
Él cerró los ojos durante medio segundo, exhaló y murmuro algo en ruso. Sin volverme a mirar, se dio la vuelta y abandono la sala.

jueves, 21 de enero de 2010

Capítulo 7.



Irritada empujé las puertas que conducían al dormitorio de los Moroi. La nieve se arremolinó detrás de mí y algunas personas me observaron mientras entraba. No me sorprendió que varios de ellos me mirasen dos veces. Tragando fuertemente, me obligué a no reaccionar. Todo estaría bien. No tenía por que enloquecer. Los novatos nos heríamos todo el tiempo. Lo raro era no mancarse. Tengo que reconocer que esto era más evidente que la mayoría de las lesiones, pero podría vivir con ella hasta que se curase, ¿verdad? Y no era como si alguien supiese como me lo había hecho.
"Ey Rose, es cierto que tu madre te golpeó?"
Me congelé. Reconocería esa voz de soprano en cualquier lugar. Girándome lentamente, miré a los profundos ojos azules de Mia Rinaldi. Rizado cabello rubio enmarcaba su rostro que sería lindo si no tuviese esa maliciosa sonrisa.
Un año más joven que yo, Mia se había confrontado con Lissa (y conmigo por defecto) en una guerra para ver quien podía arrasar con la vida de la otra más rápido - una guerra, debo añadir que ella comenzó. Le había robado el ex-novio de Lissa - a pesar de que Lissa finalmente había decidido que no lo quería - y había difundido todo tipo de rumores.
Lo admito, el odio de Mia no era injustificadado. El hermano mayor de Lissa, André - que murió en el mismo accidente de coche que técnicamente me "mato" – había utilizado a Mia cuando ella era una estudiante de primer año. Si no fuese por que ahora era una zorra, sentiría lástima por ella. El había actuado incorrectamente, y aunque podía entender su rabia, no creo que sea justo que lo pague con Lissa, tal y como ella hizo.
Lissa y yo técnicamente al final habíamos ganado la guerra, pero Mia inexplicablemente había conseguido volver a la cima. No andaba con la misma élite que andaba antes, pero había construido un pequeño contingente de amigos. Maliciosos o no, los líderes fuertes siempre atraen seguidores.
Descubrí, que el 90% de las veces, la respuesta más eficaz era ignorarla. Pero había terminado de cruzar el otro 10% porque era imposible ignorar a alguien que le estaba anunciando a todo el mundo que tu madre te había golpeado - incluso si eso era cierto. Dejé de caminar y me giré. Mia se detuvo cerca de una máquina expendedora, a sabiendas de que había llamado mi atención. No me preocupé en preguntar cómo sabía que mi madre me había dejado un ojo morado. Las cosas raramente se quedaban en secreto por aquí.
Cuando vio mi cara, sus ojos crecieron con deleite. "Vaya. Hablando de una cara que sólo una madre podría amar".
Ha. Que bueno. Se fuese alguna otra persona le hubiese aplaudido la broma.
"Bueno, tu eres una especialista en lesiones en la cara", le dije. "¿Cómo está tu nariz?"
La helada sonrisa de Mia se torció un poco, pero no se dio por vencida. Le había roto la nariz hace un mes- en el baile de entre todos los sitios posibles, - y aunque la nariz ya se había curado, ahora estaba un poco torcida. La Cirugía Plástica probablemente se lo hubiese arreglado, pero según tenía entendido con el poco dinero que tenía su familia, de momento eso no era posible.
"Está mejor", respondió con remilgo. "Afortunadamente, me lo rompió una perra psicótica, y no alguien de la familia. "
Le di mi mejor sonrisa psicótica. "Qué mal. La familia te puede golpear por accidente. Las perras psicóticas tienden a volver por más."
Amenazarla con violencia física suele ser una buena táctica con ella, pero teníamos muchas personas a nuestro alrededor como para ser una preocupación legítima para ella. Y Mia lo sabía. No es que no atacase a alguien en esas condiciones - diablos, yo hacia eso muchas veces - pero estaba intentando mantener mi palabra de intentar controlar mis impulsos.
"A mí no me parece un accidente", dijo. "¿No tenéis normas que prohíben golpear en la cara? Quiero decir, eso parece realmente fuera de las fronteras."
Abrí la boca para responderle, pero nada salió. Tenía razón. Mi lesión era fuera de las fronteras; en este tipo de combate, no se puede golpear por encima del cuello. Esto era muy por encima de la línea prohibitiva.
Mia vio mi vacilación, y era como si el mañana de Navidad hubiese llegado una semana antes para ella. Hasta ese momento, creo que nunca antes en nuestra relación antagónica me había dejado sin palabras.
"Niñas", dijo una áspera voz femenina. La Moroi que atendía la recepción nos lanzó una mirada penetrante. "Esto es un pasillo no una sala. Decídanse, o entren o salgan".
Por un segundo, romperle la nariz a Mia de nuevo parecía la mejor idea del mundo - al infierno con la detención o suspensión. Después de respirar profundamente, decidí que irme era lo correcto. Fui hasta las escaleras y subí hasta las habitaciones de las niñas. Por encima de mi hombro, oí lo que me decía Mia, "No te preocupes, Rose. Desaparecerá. Además, a los chicos no es tu cara lo que les interesa."
Treinta segundos más tarde, golpeé la puerta de Lissa con tanta fuerza que me sorprendió que mi muñeca no hubiese roto la madera. Abrió lentamente mirando alrededor.
"¿Fuiste tu? Pensé que era un ejército de - Oh Dios mío." Sus cejas se elevaron cuando vio mi cara. "¿Qué pasó?"
"¿No lo has oído? Debes de ser la única de la academia que no lo sabe", me quejé. "Déjame entrar y te cuento".
Acostándome en su cama, le conté todo lo que había pasado. Se horrorizó.
"Escuché que te habías herido pero pensé que era sólo una de las cosas normales," dijo.
Miré al techo, sintiéndome miserable. "La peor parte es que Mia tenía razón. No fue un accidente."
"¿Estás diciendo que tu madre lo hizo a propósito?" Cuando no le respondí, la voz de Lissa se llenó de incredulidad. "Vamos, ella no haría eso. De ninguna manera. "
"¿Por qué? Porque ella es la perfecta Janine Hathaway, maestra en controlar su temperamento? A veces, también es la perfecta Janine Hathaway, maestro de la lucha y del control de sus acciones. De una manera u otra, se equivocó. "
"Sí, bueno," dijo Lissa, "Creo que tropezar y perder la fuerza es más probable que de que lo hiciera a propósito. Tendría que perder la calma de verdad para hacerlo a propósito."
"Bueno, ella estaba hablando conmigo. Eso es suficiente para que cualquiera pierda la paciencia. Y yo la acusé de acostarse con mi padre porque era una buena opción evolutiva."
"Rose", murmuró Lissa. "Creo que olvidaste contarme eso. Porque le dijiste eso? "
"Por que probablemente sea cierto".
"Pero tendrías que haber sabido que eso la irritaría. Porque la provocaste?. Porque no puedes hacer las paces con ella? "
Me senté. "Hacer las paces con ella? Me puso un ojo morado. Probablemente a propósito. ¿Cómo puedo hacer las paces con alguien así? "
Lissa sólo negó con la cabeza y caminó hasta el espejo para mirar su maquillaje. Los sentimientos a través de nuestra conexión eran de frustración y exasperación. Vacilando en el fondo tenía un poco de anticipación, también. Ahora que ya le había contado todo, tuve la paciencia necesaria para examinarla. Llevaba una blusa de seda morada y una falda negra que le llegaba hasta las rodillas. Su pelo largo tenía una perfección que sólo se conseguía con horas de dedicado trabajo con el secador y cepillo.
"Estás estupenda. ¿Qué sucede? "
Sus sentimientos cambiaron un poco, su irritación conmigo disminuyó. “ Después voy a quedar con Christian".
Durante varios minutos, me había sentido como en los viejos tiempos, solamente Lissa y yo. Sólo nosotras, quedando y hablando. Al mencionar a Christian, así como la compresión de que ella me dejaría pronto para ir con el, provocó sentimientos negros en mi pecho... sentimientos que tenía que admitir a regañadientes que eran celos. Naturalmente, no le dije nada.
"Vaya ¿Y que hizo para que te prepares así? Rescató huérfanos de un edificio en llamas? Si lo hizo, mejor asegúrate de que no fue él el que prendió las llamas." El elemento de Christian es el fuego. Estaba de acuerdo ya que era el más destructivo.
Riendo, se volvió del espejo y tocó suavemente mi cara hinchada con sus dedos. Sonrió suavemente. "No está tan mal."
"Lo que sea. Sabes, puedo saber cuando estás mintiendo. Y la Dr. Olendzki dijo que mañana estaría peor." Me acosté en la cama. "Probablemente no haya en el mundo maquillaje suficiente para ocultarlo, no crees? Tasha y yo tendremos que invertir en algún tipo de máscaras al estilo del fantasma de la ópera. "
Suspiró y se sentó en la cama, cerca de mí. "Es una pena que no pueda curarte".
Sonreí. "Eso sería agradable".
La coacción y su carisma obtenidos por el Espíritu eran geniales, pero en verdad, curar era su habilidad mas increíble. La cantidad de cosas que podía hacer es sorprendente.
Lissa también estaba pensando en lo que el Espíritu podía hacer. "Me gustaría que hubiese otra forma de controlar el Espíritu... una forma que me permitiese usar magia..."
"Sí", le dije. Comprendía su deseo de hacer grandes cosas y ayudar a las personas. Irradiaba de ella. Bueno, y también quería que mi ojo sanase al instante y no que le llevase días. "Yo también lo deseo."
Ella suspiró de nuevo. "Hay más del justo deseo de curar y hacer otras cosas con el Espíritu. Yo también, bueno, echo de menos la magia. Aún está ahí, pero simplemente bloqueada por las píldoras. Me está quemando por dentro. Ella me quiere y yo la quiero. Pero hay una pared entre nosotras. No puedes imaginarlo".
"En realidad si puedo."
Era verdad. Junto con tener una idea general de sus sentimientos, a veces podía “entrar en ella". Es difícil de explicar y aún más difícil de soportar. Cuando esto sucedía, yo podía ver, literalmente, lo que ella veía y sentir lo que ella sentía. En esos momentos, era ella. Muchas veces, si estaba en su cabeza cuando ella deseaba la magia, podía sentir ese deseo del que estaba hablando. A menudo se despertaba de noche, deseando el poder que no podía soportar.
"Oh, es verdad", dijo con tristeza. "A veces lo olvido."
Un sentimiento de amargura creció en ella. No se dirigía hacia mí, sino a su situación. La ira apareció en su interior. No le gustaba sentirse indefensa. La ira y la frustración se convirtieron en algo más oscuro y feo, algo que no me gustaba.
"Oye", le dije, tocando su brazo ella. "¿Estás bien?"
Rápidamente cerró los ojos, y los abrió. "Es que odio eso".
La intensidad de sus sentimientos me recordó nuestra conversación, la que habíamos tenido antes de que me fuera a la casa de los Badica. "¿Sigues sintiendo que las píldoras no te hacen efecto? "
"No sé. Un poco. "
"Es cada vez peor?"
Negó con la cabeza. "No. Todavía no puedo usar magia. Me siento más cerca de ella… pero sigue estando bloqueada. "
"Pero todavía... tus estados de ánimo... "
"Es... están actuando. No te preocupes", dijo, al ver mi cara. "No estoy viendo cosas o tratando de lastimarme".
"Excelente." Estaba feliz de escuchar eso, pero aún estaba preocupada. Incluso si no podía usar magia, no me gustaba la idea de que su estado mental no estaba bien de nuevo. Desesperadamente, esperaba que la situación se estabilizará por si sola. "Estoy aquí ", le dije suavemente, sosteniendo su mirada. "Si algo raro sucede... solo tienes que decírmelo, ¿de acuerdo? "
A medida que esos sentimientos oscuros desaparecían de ella, sentí una extraña onda en la conexión. No podía explicar lo que era, pero temblé con fuerza. Lissa no lo había notado. Se animó de nuevo, y me sonrió.
"Gracias", dijo. "Lo haré".
Sonreí, feliz de verla regresar a la normalidad. Nos quedamos en silencio, y por un breve momento, quería contarle lo que pasaba en mi mente. Últimamente tenía tantas cosas en la cabeza: mi madre, Dimitri, y la casa de los Badica. Estaba bloqueando esos sentimientos dentro de mí, y me estaban matando. Ahora, me sentía tan a gusto con Lissa por primera vez en tanto tiempo, que finalmente sentí que podía hablar con ella sobre mis sentimientos.
Antes de que pudiera abrir mi boca, sentí cambiar sus pensamientos. Estaba nerviosa y ansiosa. Había algo que quería contarme, algo en lo que había estado pensando. Y ahí se fue mi oportunidad de desahogarme. Si ella quería hablar, yo no la molestaría con mis problemas, los dejé de lado y esperé que hablase.
"He encontrado algo en mi búsqueda con la Sra. Carmack. Algo extraño ... "
"Oh?" Pregunté.
Los Moroi normalmente adquieren su especialización durante la adolescencia. Después de eso, son colocados en clases especializadas para cada elemento. Pero como era la única usuaria de Espíritu por el momento, Lissa no tenía una clase a la que unirse. La mayoría de la gente creía que no se había especializado en nada, pero ella y la Sra. Carmack – la profesora de magia de la San Vladimir - se reunían para aprender lo que podían sobre el Espíritu. Buscaban en los registros nuevos y antiguos, en busca de pistas que les guiasen hasta otros usuarios del Espíritu, ahora que ya sabían que algunas de las marcas: la incapacidad de especializarse, inestabilidad mental, etc.
"No encontré ningún usuario del Espíritu, pero encontré informes..., de, unos, fenómenos inexplicables".
Parpadeé sorprendida. "¿Qué tipo de cosas?" Pregunté, reflexionando sobre lo que se podría llamar "fenómeno inexplicable" para los vampiros. Cuando ella y yo habíamos vivido con los humanos, nosotras seríamos fenómenos inexplicables para ellos.
"Hay varios informes... pero, no se, leí acerca de un hombre que podía hacer que la gente viese cosas que no estaban allí. Podía hacer creer a la gente que estaban viendo monstruos u otras personas y cosas así.
"Esta puede ser una coacción".
"Coacción realmente poderosa. Yo no podría hacer eso, y soy fuerte - o lo era – más que cualquier otro que conozcamos. Y ese poder viene de utilizar el Espíritu... "
"Entonces," terminé ", crees que ese ilusionista también es un usuario del Espíritu". Se mostró de acuerdo. "¿Por qué no habláis con él y lo averiguáis?"
"Por qué no tenemos información al respecto, es secreto. Y hay otras cosas extrañas. Como alguien que puede drenar físicamente a otros. Las personas que estaban a su lado se debilitan y pierden toda su fuerza. Pierden el conocimiento. Y había otra persona que podía detener objetos en el aire después de lanzarlos." La emoción iluminó sus rasgos.
"Podría ser un usuario de aire," mencioné.
"Tal vez", dijo. Podía sentir la curiosidad y la emoción a través de ella. Ella quería creer con desesperación que había otros que también eran usuarios de Espíritu.
Sonreí. "¿Quién sabe? Los Moroi tienen su propio Roswell - y también un área 51. Es sorprendente que no me estén estudiando para entender nuestra conexión".
El humor especulativo de Lissa se convirtió en provocación. "Algunas veces me gustaría poder leer tu mente. Me gustaría saber lo que sientes por Mason. "
"Él es mi amigo” dije muy seria y sorprendida por el cambio brusco de tema. "Sólo eso".
"Acostumbrabas ligar - y hacer otras cosas - con un cualquier chico que caía en tus manos. "
"Ey!" dije, ofendida. "No era tan mala."
"Ok. Tal vez no. Pero no pareces tan interesada en los chicos. "
Si que estaba interesado en los chicos - bueno, un chico.
"Mason es muy bueno", continuó. "Y está loco por ti".
"Si, lo está," Estuve de acuerdo. Pensé en Mason, en los breves momentos en que pensé que era sexy cuando estábamos en la clase de Stan. Además, Mason era muy divertido, y nos llevábamos muy bien. Él no era una mala opción.
"Sois muy parecidos. Y los dos hacéis cosas que no deberíais. "
Me reí. Eso también era cierto. Recordé la fuerte voluntad de Mason, de acabar con todos los Strigoi del mundo. Puede que yo no este preparada para eso - a pesar de mi explosión en el coche – pero aún así compartía algún de sus descuidos. Quizás es hora de darle una oportunidad, pensé. Bromear con el era muy divertido, y hacia mucho tiempo que no besaba a alguien. Dimitri hacia que mi corazón se descontrolase... pero, bueno, no es como si sucediese algo más.
Lissa me miró de forma evaluatoria, como si supiese que estaba pensando - así, fuera el tema de Dimitri. "Le oí decir a Meredith que eras una idiota para no salir con él. Ella dice que es porque piensas que eres demasiado buena para él".
"¿Qué! Eso no es cierto".
"Oye, yo no dije eso. De todos modos, dice que está pensando ir detrás de él".
"Mason y Meredith?" Me burlé. "Sería un desastre. No tienen nada en común. "
Era mezquino, pero me había acostumbrado a tener a Mason siempre mirándome. De repente, la idea de que el mirase a otra me disgustó.
"Eres posesiva", dijo Lissa, adivinando mis pensamientos de nuevo. No me extrañó que a ella le molestase tanto que leyera sus pensamientos.
"Sólo un poco."
Se rió. "Rose, aunque no sea con Mason, deberías comenzar a salir de nuevo. Hay muchas chicos que matarían por salir contigo - chicos que son legales."
No siempre había elegido la mejor opción cuando se trataba de hombres. Otra vez, me inundó la voluntad de hablarle de mis problemas. Durante mucho tiempo había tenido muchas dudas acerca de contarle lo que sentía por Dimitri. Estar ahora con ella, me recordó que ella era mi mejor amiga. Podría contárselo todo, y ella no me juzgaría. Pero al igual que antes, perdí la oportunidad de contarle todo lo que estaba pasando por mi mente.
Ella miró su despertador y se levantó de repente de la cama.
"Voy a llegar tarde! Tengo que reunirme con Christian!"
La felicidad la llenó, con una nerviosa anticipación. Amor. ¿Qué podría hacer? Tragué de nuevo los celos que comenzaron a crecer en mi mente. Una vez más, Christian la alejaba de mí. Esta noche no sería capaz de contárselo.
Lissa y yo salimos de la habitación, y ella prácticamente salió corriendo, prometiendo que mañana hablaríamos. Caminé de vuelta a mi dormitorio. Cuando llegué a mi habitación, me puse delante del espejo y observé mi cara. Una marca roja me rodeaba el ojo. Hablar con Lissa, casi me hizo olvidar el incidente con mi madre. Deteniéndome para dar un vistazo más de cerca, me miré fijamente. Tal vez fuese egoísta, pero sabía que me veía bien. Usaba una talla grande de sujetador y tenía un cuerpo muy deseado en una escuela donde la mayoría de las chicas eran delgadas como súper modelos. Y como había notado, mi cara también era bonita. En un día normal, aquí yo era un 9 - 10 en uno de mis mejores días.
Pero hoy? Si. Casi estaba en números negativos. No estaría perfecta para el viaje de esquí.
"Mi madre me golpeó," le conté a mi reflejo. Quien me miró con compresión.
Con un suspiro, decidí que era mejor preparado para acostarme. No tenía nada más que hacer, tal vez unas horas de sueño extra apurasen el proceso de curación. Fui al baño, me lavé la cara y me cepillé el pelo. Cuando regresé a mi habitación, me puse uno de mis pijamas favoritos. La suave tela me animó.
Estaba preparando mi mochila para mañana, cuando de repente una ola de emociones me inundó a través de la conexión con Lissa. Me agarró desprevenida y no me dio oportunidad de resistirme. Era como ser derrumbada por la fuerza de un huracán, y de repente ya no estaba viendo mi mochila. Estaba "dentro" de Lissa, experimentando su mundo de primera mano.
Y fue ahí cuando las cosas se pusieron embarazosas.
Por qué estaba Lissa con Christian.
Y las cosas estaban... calientes.
Capítulo 6.

Me sentía bastante bien sobre la vida cuando me dirigía a las practicas de antes de clase al día siguiente. La reunión secreta de anoche había sido súper divertida y me sentía orgullosamente responsable de la lucha contra el sistema y del fomento de Dimitri de ir contra Tasha. Mejor aún, he recibido mi primera grieta de una estaca de Plata y ayer había demostrado que soy capaz de manejar una. Animada, no podía esperar a la práctica.
Una vez me había vestido con mi atuendo habitual de hacer ejercicio, prácticamente salté hasta el gimnasio; pero cuando pegué mi cabeza adentro de la sala de práctica del día anterior, me pareció un poco oscura y silenciosa. Encendí las luces, y miraba alrededor en caso de que Dimitri estuviera haciendo algún tipo de encubierta capacitación. No.
Vacío. No estacamos hoy

-Mierda –murmuré
- él no está aquí.
Yo gruñí y por poco salté casi diez metros en el aire. Dando la vuelta miré extrañamente a esos reducidos ojos marrones de mi madre.
-¿Qué estás haciendo aquí? – Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, la presencia de ella estuvo conmigo. Una camisa elástica con mangas cortas. Suelta, con pantalones de cordón para hacer ejercicio, similares a los que yo me había puesto.
- Mierda – Dije otra vez.
-Mira tu boca – Ella se quebró – Es posible que te comportes así por tu falta de modales, pero por lo menos, no trates el sonido de esa manera.
-Donde está Dimitri ?– Gruñí
- Guardián Belikov está en la cama. Acaba de llegar hace un par de horas y necesita dormir.
Otra interjección estaba en mis labios, pero la mantuve de vuelta. Por supuesto, Dimitri estaba durmiendo. Había tenido que conducir con Tasha hasta Missoula durante la luz del día para poder estar allí durante horarios comerciales humanos. Él había estado técnicamente todo el tiempo en la academia nocturna y había tenido probablemente apenas la posibilidad de volver. Ugh. Yo no debí haber sido tan rápida para alentarlo a que la ayudara a ella si hubiese sabido el resultado de esto.
- Bueno - Le dije apresuradamente- Supongo que eso significa que la practica está cancelada.
- Estate tranquila y ponte en marcha – Ella me dio algo de entrenamiento de manoplas. Eran similares a guantes de boxeo, pero no tan espesos y voluminosos. Compartían el mismo propósito, sin embargo: Para proteger tus manos y evitar rasguñar a tu oponente con las uñas.
- Hemos estado trabajando en estacas de plata – le dije malhumorada, mientras empujaba mis manos en los guantes
- Bueno, ahora estamos haciendo esto. Vamos
Deseándolo me ha golpeado casi con la fuerza de un autobús en mi pie, aún así la he seguido hacia el centro del gimnasio. Su cabello rizado, fue amarrado hasta quedarse fuera de su forma habitual, mostrando la parte de atrás de su cuello. La piel se había cubierto de tatuajes. El más importante era una serpentina línea: La marca de la promesa, dada cuando los guardianes graduaron de academias como St. Vladimir y de acuerdo al servicio que ellos prestarían. Por debajo de la marca es adjudicado cada vez que un guardián mata a un Strigoi. Se les forma en forma de relámpago el nombre que tomaron. Yo no podía evaluar el número exacto, pero diré que era una maravilla, mi mamá tenía un tatuaje a la izquierda de su cuello! Ella había ejercido una gran cantidad de muerte en su tiempo.
Cuando ella llegó al lugar que quería, se volvió hacía mi y adoptó una postura de ataque, esperando que ella saltara hacía mi, entonces y allí, yo rápidamente reflejé su posición.
-¿Qué estamos haciendo? – Le pregunté
- Movimientos básicos de ofensiva y defensiva. Usa las líneas rojas
-¿Eso es todo? – Le pregunté
Ella saltó hacía mi, yo apenas la esquivé y tropecé con mis propios pies en el proceso. Apresuradamente, me he corregido.
-Bueno – dijo una voz que sonaba casi sarcástica – Como tu pareces tan interesada en recordarme, yo no te he tenido que ver en cinco años, no tengo idea de lo que eres capaz de hacer.
Ella se movió hacía mi de nuevo, y vuelvo apenas a mantenerme dentro de las líneas para escapar de ella. Eso rápidamente se convirtió en el patrón. Ella nunca me dio realmente la oportunidad de ir a la ofensiva. O tal vez yo no tenía las habilidades para hacerlo. Yo gasté todo mi tiempo defendiéndome, físicamente al menos.
De mala gana, tuve que reconocer a mi misma que fue bueno. Realmente bueno. Pero ciertamente, yo no iba a decirle eso.
- ¿Entonces qué? Le pregunté - ¿esta es tu forma de maquillar tu negligencia materna?
- Esta es mi manera de hacer que tú te deshagas de ese chip en tu hombro. Lo único que has tenido es esa actitud conmigo desde que llegué ¿Quieres pelear? – Su puño disparó y conectó con mi brazo.
– Entonces vamos a luchar. Punto.
-Punto- Me concedió – Yo no quiero luchar, solo he estado tratando de hablar contigo.
- Cerrarme la boca en clase no se le llama precisamente hablar. Punto.
Gruñí por el resultado. Cuando inicié el entrenamiento con Dimitri me quejaba de que no era justo para mí luchar contra alguien un pie más alto que yo. Él había señalado que al luchar con un Strigoi éste iba a ser más alto que yo y que el viejo dicho es cierto: El tamaño no importa. Muchas veces pensé que me estaba dando falsas esperanzas, pero a juzgar por el rendimiento de mi mamá aquí, estaba empezando a creerle.
Actualmente, nunca he luchado con alguien más pequeño que yo. Como soy una de las pocas niñas en la clase de novatos, acepté que yo iba a ser siempre más pequeña y delgada que mis oponentes. Pero mi madre era más pequeña y todavía no tenía nada, solo claramente músculo embalado en su cuerpecito.
-Yo tengo un estilo único de comunicación, eso es todo – Le dije
- Tu tienes una pequeña ilusión de adolescente, que ha sido perjudicada de alguna manera durante los últimos 17 años.- Su pié golpeó mi muslo- Cuando en realidad, tú no has sido tratada diferente a otro dhampir. Mejor aún, yo podría haberte enviado a vivir con mis primos. Lo que quieres es ser una puta de la sangre? Es lo que querías?
El termino “puta de la sangre” siempre me hizo retroceder. Se trataba de un término aplicado a las madres solteras dhampir que decidieron criar a sus hijos en vez de convertirse en guardianas. Estas mujeres tienen a menudo, “negocios” con hombres Moroi -ella miró hacia abajo- ya que a pesar que no había otra cosa que pudiese haber hecho, la verdad era esa, los hombres Moroi terminaban casándose con mujeres Moroi. El término “puta de la sangre” vino del hecho de que a las mujeres dhampir se les permite beber la sangre del hombre durante el sexo. En nuestro mundo, solo los humanos dan sangre. Lo que un dhampir hacía era sucio y perverso, especialmente durante las relaciones sexuales. Sospecho que solo unas pocas mujeres dhampir hicieron eso, pero injustamente, el término se aplica para todas. Yo le he dado sangre a Lissa cuando estábamos huyendo, y aunque había sido un acto necesario, el estigma aún quedó conmigo.
-No, por supuesto. Yo no quiero ser una puta de la sangre. –Mi respiración se estaba tornando cada vez más pesada. – Y no son todas así, actualmente solo unos pocas lo son.
-Traen esa reputación en sí mismas - Ella gruñó.
Yo esquivé su bofetada. – Ellas deben hacer su deber como guardianes, no continuar como tontas teniendo aventuras con los Moroi.
-Ellas están criando sus niños – Yo gruñí. Quería gritar pero no podía perder el oxígeno.-Algo de lo que tú nunca sabrías nada. Además, eres tu igual que ellas?...No veo un anillo en tu dedo.
¿Mi papá no era solo una aventura para ti?
Su rostro se volvió duro…lo que quiere decir que tenía esa expresión de cuando estas a punto de golpear a tu hija.
–Eso- dijo de modo tirante – es algo de lo que tú no tienes idea. Punto.
Me contraje de dolor con el golpe pero estaba feliz de ver que le había atizado a un nervio. Yo no tenía idea quién había sido mi padre, el único fragmento de información que tuve fue que era un Turco. Es posible que yo tenga la curva figura de mi mamá y su linda cara aunque yo podría decir que la mía es mucho más bonita que la de ella hoy en día; pero el resto de mi colorido viene de él. Ligeramente de piel bronceada, con el pelo y los ojos oscuros.
-¿Qué sucedió? – Le pregunté- ¿Estuviste en alguna misión en Turquía? ¿Lo conociste en algún bazar local?¿o fue incluso más barato que eso? ¿Se te da eso de ir a lo Darwin y escoger al tipo con mas probabilidades de transmitir los genes guerreros a su descendencia?
Es decir, sé que solo me tuviste porque era tu deber, así que tú tenías que asegurarte de tener el mejor espécimen.
-Rosemarie – Advirtió a través de sus dientes apretados – Por una vez en tu vida ¡¡¡Cállate!!!
-¿Por qué? ¿Estoy empañando tu preciosa reputación? Es justo como tú me dijiste: No eres diferente a otra dhampir, solo follar con él y …
Hay una razón por la que dicen “El orgullo va antes de la caída”. Yo estaba tan atrapada en mi propio triunfo engreído que dejé de prestarle atención a mis pies. Estaba demasiado cerca de la línea roja. Salir de la línea significaría otro punto para ella, así que debía permanecer dentro y esquivarla al mismo tiempo. Lamentablemente, solo podía realizar uno de esos dos trabajos. Su puño llegó volando hacía mi, rápido y duro y, tal vez lo más importante, un poco superior a las normas permitidas para esta clase de ejercicio.
Impactó mi rostro con la fuerza de un camión pequeño y volé hacia atrás, golpeando el duro suelo del gimnasio y después mi cabeza. Y yo estaba fuera de las líneas. Maldita sea
La cabeza me palpitaba de dolor y mi visión se volvió borrosa y brillante. En unos segundos, mi madre estaba inclinada sobre mi.
-Rose? Rose? Estas bien? – Su voz sonaba ronca y frenética. El mundo nadaba.
En un momento vinieron otras personas y yo acabé en algún lugar de la clínica de la Academia. Allí alguien iluminó con una luz mis ojos, y comenzó a hacerme preguntas increíblemente idiotas.
-¿Cuál es tu nombre?
-¿Qué? – Le pregunté. Bizqueé un poco por la luz.
- Su nombre – Reconocí a la doctora Olendzki por la luz
-Ustedes saben mi nombre
-Quiero que me digas
- Rose. Rose Hathaway.
-¿Sabes cuándo es tu cumpleaños?
-Por supuesto que sí. ¿Por qué me pregunta esas cosas estúpidas? ¿Perdió mi historial?
La doctora Olendzki dio un suspiro exasperado y se marchó, teniendo la molesta luz con ella. –Creo que está bien- Oí decir a alguien. –Quiero mantenerla aquí por el resto del día de escuela, solo para asegurarme que no tenga ninguna contusión. Desde luego, yo no quería tener un guardián cerca de mi fuera de clases.
Pasé el día entrando y saliendo del sueño, porque la Dra. Olendzki me mantenía despierta para hacerme pruebas. También me dio una bolsa de hielo y me dijo que la mantuviese cerca de mi cara. Cuando la academia finalizara las clases, ella me consideraría suficientemente bien para salir.
-Lo juro Rose. Creo que deberías tener una tarjeta de paciente frecuente.- Había una pequeña sonrisa en su rostro.
-A excepción de las personas con problemas crónicos como las alergias y el asma, no creo que la de cualquier otro estudiante que he visto aquí tan a menudo en un período tan corto de tiempo.
"Gracias", dije, no es realmente seguro de que quería el honor. –Entonces, no hay contusión?
Ella sacudió la cabeza. – No, vas a sentir algo de dolor, sin embargo, te daré algo antes de que te vayas. Su sonrisa palideció y de repente parecía nerviosa. - Para ser honesta, Rose, creo que la mayoría de los daños ocurrido son, bueno, tu cara.
Me disparé de la cama. - ¿Qué quiere decir" la mayoría de los daños le sucedieron a mi cara”?
Ella hizo un gesto hacía el espejo que estaba encima del fregadero, al otro lado de la habitación. Corrí hacia él y vi mi reflejo – HIJA DE PUTA grrr
Manchas rojo púrpura cubrían la parte superior del lado izquierdo de mi cara, en particular cerca de los ojos. Desesperadamente, me di la vuelta para hacer frente a ella.
-Esto va a desaparecer pronto, ¿verdad? Si mantengo el hielo sobre ella?
Ella sacudió la cabeza de nuevo. "El hielo puede ayudar ... pero me temo que vas a tener un ojo negro malo. Es probable que esté peor mañana, pero debe aclarar en una semana o algo así. Tu volverás a la normalidad antes de tiempo.
Salí de la clínica en un aturdimiento que no tenía nada que ver con mi lesión en la cabeza. Claro en una semana o algo así? ¿Cómo podría la Dr. Olendzki hablar tan a la ligera acerca de esto? No darse cuenta de que lo que estaba sucediendo? Iba a parecer un mutante de la Navidad y la mayoría de los viaje de esquí. Tenía un ojo negro. Un maldito ojo negro.
Y mi madre me lo había dado.

martes, 19 de enero de 2010

Capítulo 5.

No tenía ni idea de lo Dimitri estaba hablando, pero le seguí obedientemente.
Para mi sorpresa, él me condujo fuera de los límites del campus a los bosques circundantes. La Academia tenía en propiedad un lote de tierras, de las cuales no todas eran utilizadas activamente para fines educativos. Estábamos en una parte remota de Montana y, a veces, parecía como si la escuela apenas frenara el desierto.
Caminamos en silencio por un tiempo, hundiendo nuestros pies en la espesa nieve. Algunas aves cantaban al sol naciente, pero principalmente todo lo que se veía era la nieve pesada sobre los árboles perennes. Tuve que trabajar duro para mantener el paso con Dimitri, sobre todo porque la nieve me frenaba un poco.
Pronto, visualice una gran y oscura forma delante de nosotros. Algún tipo de edificio.

- ¿Qué es eso? - Le pregunté. Antes de que pudiera responder, me di cuenta de que era una pequeña cabaña, hecha de troncos y todo lo demás. Un examen más detallado reveló que los troncos podridos parecían estar desgastados en algunos lugares. El techo un poco combado.

- Un antiguo puesto – dijo – los Guardianes solían vivir en el borde del campus y para vigilar a los Strigoi.

- ¿Por qué ya no?

- No tenemos suficiente personal para ser tutores. Además, los Moroi han guardado la escuela con suficiente magia protectora y la mayoría piensa que no es necesario contar con personas reales de guardia.
Siempre que los seres humanos no se apostaran en los pabellones, pensé.
Por unos breves momentos, me entretuvo la esperanza de que Dimitri me estuviera llevando a alguna romántica escapada. Entonces oí las voces en el lado opuesto del edificio. Un sentimiento familiar zumbó en mi mente. Lissa estaba allí.

Dimitri y yo rodeamos la esquina del edificio, caminando hacia una sorprendente escena. Había un pequeño estanque congelado allí, y Christian y Lissa patinaban sobre hielo en el. Una mujer que no conocía estaba con ellos, pero ella no se volvió hacia mí. Todo lo que pude ver era su pelo negro que se movía torno a ella cuando se detuvo de patinar de una forma muy agraciada.

Lissa sonrió cuando me vio. – Rose – Christian me miró mientras ella hablaba y tuve la clara impresión de que me estaba inmiscuyendo en su momento romántico.

Lissa se trasladó a pasos torpes en el borde del estanque. Ella no era muy hábil patinando.

Sólo podía mirar en desconcierto y con celos. - Gracias por invitarme a la fiesta.

- Me imaginé que estabas ocupada – dijo - Y esto es secreto de todos modos. Se supone que no tendríamos que estar aquí.- Podría haber dicho eso.

Christian patinó a su lado, y la extraña mujer poco después.
- Tu hacías una fiesta
- ¿Dimka? – ella Preguntó.
Me preguntaba a quién hablaba, hasta que escuché la risa de Dimitri. Él no lo hacía con frecuencia y mi sorpresa
aumentó.

- Es imposible mantener a Rosa fuera de los lugares en los que no debería estar. Ella siempre encuentra el tiempo.

La mujer sonrió de vuelta, volteando su largo pelo más allá de su hombro, a fin de de pronto vi su rostro completo. Tomó cada gramo de mi ya dudoso auto-control no reaccionar. Su cara en forma de corazón tenía unos grandes ojos exactamente del mismo tono que Christian, un azul pálido invernal. Los labios que me sonreían eran delicados y hermosos, glosados en un tono de color rosa a las sumas del resto de sus características.
Pero a través de su mejilla izquierda, desfiguraba lo que hubiera sido de otra manera una suave piel blanca pero tenía el relieve de unas cicatrices purpúreas. Su forma y colocación se parecía mucho a alguien que hubiera sido mordido y desgarrado parte de su mejilla. Me di cuenta, que era exactamente lo que había sucedido.
Trague fuerte. Sabía de repente quien era. Era la tía de Christian. Cuando sus padres se habían vuelto Strigoi, habían vuelto a por él, con la esperanza de ocultarle a su vez y convertirle en Strigoi cuando fuera mayor. No conocía todos los detalles, pero sabía que su tía había rechazado que se lo quitaran. Como ya he dicho, sin embargo, los
Strigoi eran mortales. Ella habría proporcionado suficiente distracción hasta que los guardianes se presentaron, pero no había salido sin daños.
Ella extendió su mano enguantada hacia mí. - Tasha Ozera- dijo - He oído mucho de ti, Rosa.
Di una peligrosa mirada a Christian y Tasha se rió.
- No te preocupes – dijo - Todo era bueno.
- No, no lo era - él contrarrestó.

Ella sacudió la cabeza en exasperación.

- Honestamente, no sé dónde obtuvo esas horribles habilidades sociales. No lo aprendió de mí - Eso es evidente, pensé.

- ¿Qué estáis haciendo aquí? - Les pregunté.

- Quería pasar un tiempo con estos dos – frunció el ceño arrugando la frente - Pero no me gusta colgar alrededor de la escuela en sí. No siempre son hospitalarios....

No lo pillé a la primera. Los funcionarios de la escuela por lo general se reducen todos a sí mismos cuando viene a visitar la realeza. Entonces me di cuenta.

- Porque... por lo que pasó...

Considerando la manera que todos tratan a Christian por lo de sus padres, yo no debería haberme sorprendido al encontrar en su tía la misma discriminación.

Tasha se encogió de hombros – Así son las cosas - Ella se frotó las manos juntas y exhaló su aliento haciendo una helada nube en el aire. - Pero no estemos aquí, cuando podemos hacer fuego en el interior.

Le di un último vistazo nostálgica al estanque congelado y luego seguí a los otros dentro. La cabina era bastante simple, cubiertas por capas de polvo y suciedad. Consistía en una sola habitación. Había una estrecha cama que no cubre, en la esquina y algunos estantes donde los alimentos probablemente habían sido almacenados alguna vez. Había una chimenea, sin embargo, y había un fuego que iba calentado el pequeño área. Los cinco nos sentamos, apiñados en torno a su calor, y Tasha cogió una bolsa de malvaviscos para cocer en las llamas.

A medida la fiesta se hacía pegajosamente bondadosa, Lissa y Christian hablaban el uno con el otro fácilmente y de la misma cómoda manera que siempre. Para mi sorpresa, Tasha y Dimitri también hablaban en una forma familiar. Ellos, obviamente, se conocían de otras ocasiones. Realmente nunca le había visto antes de esta manera tan animada. Incluso cuando era cariñoso conmigo, había siempre un aire serio sobre él. Con Tasha, bromeaba y se reía.
Cuanto más la escuchaba, más me gustaba ella. Por último, no puede mantenerme al margen de la conversación, y pregunté:
- Entonces, ¿vienes en el viaje de esquí?
Ella asintió. Ahogando un bostezo, y estirándose a sí misma como un gato.
– No he esquiado en años. No hay tiempo. Ahorré todas mis vacaciones para ello.
- ¿Vacaciones? - Le di un curioso aspecto. - ¿Tiene usted un puesto de trabajo...?
- Lamentablemente, sí- dijo Tasha, aunque en realidad no sonó muy triste acerca de ello.- Enseño clases de artes marciales.
Asombroso. No podía haberme sorprendido más si ella hubiera dicho que le gustaría ser astronauta o un teléfono psíquico.

Una gran cantidad de reyes no han trabajado nunca y si lo hacían era por lo general en algún tipo de inversión o de otros ingresos consistentes en negocio que continuaban sus fortunas familiares. Y los que tenían trabajo sin duda no practicaban mucho las artes marciales, no son físicamente exigentes. Los Moroi tienen un montón de grandes atributos: excepcional sentidos del olfato, vista y la audición y la magia. Sin embargo, físicamente, eran altos y delgados, a menudo pequeños deshuesados. También tienen la debilidad de estar en la luz del sol. Ahora, esas cosas no eran suficientes para evitar que alguien entrara en un combate, pero sí que sería más difícil. Una idea creada entre los Moroi es que su mejor ofensa es una buena defensa, y la mayoría han rehuido el pensamiento de los conflictos físicos. Ellos se escondían en lugares bien protegidos, como la Academia, siempre al cuidado de los más fuertes y más resistentes dhampirs para custodiarlos.

- ¿Qué piensas, Rosa? - Christian parecía muy divertido por mi sorpresa. "¿Crees que podrías ganarla?
- Difícil de decir - dije.
Tasha me lanzo una sonrisa torcida.
- Estás siendo modesta. He visto lo que ustedes pueden hacer. Esto es sólo un hobby.
Dimitri encajo. "Ahora estás siendo modesta. Podrías enseñar la mitad de las clases de aquí.
- No es probable- dijo.- sería bastante vergonzoso ser golpeada por un grupo de adolescentes.
- No creo que eso ocurra – dijo - Creo recordar que le hiciste algún daño a Neil Szelsky.
Tasha rodó sus ojos.
- Arrojar mi copa en su cara no fue realmente el daño, a menos que consideres el daño que le hice a su traje. Y todos sabemos la forma en que trata su ropa.
Ambos rieron de alguna broma privada que el resto de nosotros no sabíamos, pero yo sólo escuchaba la mitad. Todavía estaba intrigada acerca de su papel con los Strigoi.
El auto-control que había intentado mantener finalmente cayó.
- Cuando empezaste a aprender a luchar antes o después de lo que te pasó en la cara?
- Rose - siseó Lissa.
Pero Tasha no parecía molesta. Tampoco Christian que por lo general estaba incómodo cuando se hablaba del ataque de sus padres. Ella considero mi nivel, mirándome reflexiva. Me recordó a las veces que recibía aprobación de Dimitri si hacia algo sorprendente.
- Después - dijo. Ella no bajo su mirada avergonzada, aunque sentí tristeza en ella.
- ¿Cuánto sabes?
Miré a Christian. - Lo básico.
Ella asintió.
- Sabía que... Sabía en lo que Lucas y Moira se habían convertido, pero que todavía no estaba preparada.
Mentalmente, físicamente o emocionalmente. Creo que si tuviera que vivir de nuevo, todavía no estaría lista. Pero después de esa noche, me miré a mi misma-desfigurado-y me di cuenta de lo indefensa que estaba. Me pasé toda mi vida esperando guardianes para protegerme y cuidar de mí.
- Y eso no es decir los guardianes no sean capaces. Como dije, probablemente tú podrías ganarme en una pelea.
Pero-Lucas y Moira-redujeron a nuestros dos tutores antes de darnos cuenta de lo que había sucedido. Yo estaba parada cogiendo a Christian, pero apenas. Si los demás no hubieran ganado, me gustaría estar muerta - Se detuvo, frunció el ceño, y siguió su camino.- Decidí que no quería morir de esa manera, no sin poner luchar y hacer todo lo posible para protegerme y me gusta. Así aprendí todos los
tipos de auto-defensa. Y después de un tiempo, yo realmente no, uh, encajo tan bien con la alta sociedad de aquí. Así que me trasladé a Minneapolis a vivir de enseñar a los demás.
No me cabía duda de que era a otros Moroi que Vivian en Minneapolis-aunque sólo Dios sabía por qué, pero pude leer entre las líneas. Se había trasladado allí mismo e integrado con los seres humanos, manteniéndose lejos de otros vampiros como Lissa y yo hicimos durante dos años. Empecé a preguntarme si también podría haber algo mas entre las líneas. Ella dijo que había aprendido "todo tipo de auto-defensa", al parecer, algo más que sólo artes marciales. Va junto con sus creencias ofensa-defensa, los Moroi no cree que la magia debe utilizarse como un arma. Hace mucho tiempo, se utilizaba como tal, y algunos Moroi todavía lo hacían en secreto a día de hoy.
Christian, yo sabía que era uno de ellos. De repente tenía una buena idea de donde podría haber sacado este tipo de cosas.
Silencio. Es difícil parar el seguimiento de una triste historia como esa. Sin embargo, Tasha, me di cuenta, era una de esas personas que siempre podrían aliviar un estado de ánimo. Por eso me gusto aun mas, pasó el resto del tiempo contándonos historias divertidas. Ella no tenía esos aires que le gustaban tanto a la realeza, ella sabía que había mucha suciedad en el mundo.
Dimitri sabía mucho de la gente que habla de honestidad, ¿cómo alguien tan antisocial parece conocer a todos los Moroi y guardianes de la sociedad?,Y añadir de vez en cuando algunos pequeños detalles. Estábamos nerviosos hasta que Tasha finalmente miró su reloj.
- ¿Dónde está el mejor lugar donde una chica puede ir de compras por aquí?- preguntó.
Lissa y yo intercambiamos miradas. – Missoula - dijimos al unísono.
Tasha suspiró. - Eso está un par de horas de distancia, pero si me voy pronto, probablemente pueda comprar algo antes de que cierren las tiendas. Estoy irremediablemente atrasada en las compras de Navidad.
Gemí. - Mataría por ir de compras.
- Yo también - dijo Lissa.
- Tal vez podríamos ir a escondidas a lo largo de...." Lancé una mirada esperanzada a Dimitri.
- No - dijo de inmediato. Suspiré.
Tasha bostezó de nuevo. - Voy a tener que tomar un poco de café, no quiero dormirme mientras conduzco.
- ¿No puede uno de tus guardianes conducir por ti?
Ella sacudió la cabeza. - No tengo.
- No tienes ningún... – fruncí el entrecejo, al analizar sus palabras. - ¿No tienes ningún guardián?
- No.
Me dispare. - ¡Pero eso no es posible! Eres de la realeza. Debes tener al menos uno. Dos, en realidad.
Los guardianes se distribuyen entre los Moroi en una críptico forma por el Consejo de Guardianes. Era un tipo de sistema injusto, teniendo en cuenta la relación de los tutores con los Moroi. No tienden a conseguirlos por un sistema de lotería. La realeza siempre los tiene. La realeza de alto rango a menudo tiene más de uno, pero incluso el más bajo rango de la realeza no estaría sin uno.
- Los Ojeras no son precisamente los primeros en llegar cuando los tutores son asignados - dijo Christian amargamente. - Desde que mis padres murieron... ... hay un tipo de escasez.
Mi enojo surgió a la superficie. - Pero eso no es justo. No pueden castigaros por lo de tus padres.
- No es castigo, Rose - Tasha no parecía tan furiosa como debería haberlo estado, en mi opinión.
- Es simplemente... un reajuste de las prioridades.
- Os están dejando indefensos. No puedes ir por ahí por ti misma!
- No estoy indefensa, Rose. Ya te lo dije. Y si realmente yo quisiera un tutor, podría hacerlo un fastidio, pero es mucha molestia. Estoy bien por ahora.
Dimitri la miro - ¿Quieres que vaya contigo?
- ¿que toda la noche? - Tasha sacudió la cabeza. - No voy hacerte eso, Dimka.
- A él no le importa - le dije rápidamente, entusiasmada con esta solución.
Dimitri parecía divertido verme hablar por él, pero no me contradijo. - realmente no me importa.
Ella vaciló. - Está bien. Pero probablemente hay que ir pronto.
Nuestro partido ilícito se disperso. Los Moroi fueron en una dirección; Dimitri y yo nos fuimos por la otra. Él y Tasha habían hecho planes para reunirse en una media hora.
- Entonces, ¿qué piensas de ella? - preguntó cuando estábamos solos.
- Me gusta. Ella es genial.- Pensé en ella por un momento. - Y ya se lo que quieres decir acerca de las marcas.
- ¿Oh?
Yo asentí, mirándome los pies mientras caminaba a lo largo de los caminos. Incluso cuando los habían echado sal aún podrían tener trozos de hielo ocultos.
- Ella no hizo lo que hizo por la gloria. Lo hizo porque tenía que hacerlo. ... Al igual que como lo hizo mi mamá. Odiaba admitirlo, pero es cierto. Janine Hathaway podría ser la peor madre del mundo, pero ella era una gran
guardiana. - Las marcas no importan. Pueden ser Molnijas o cicatrices.
- Eres una alumna rápida - dijo con su aprobación.
Me hinché ante su alabanza. - ¿Por qué te llama Dimka?
Él se rió suavemente. Yo había escuchado mucho de su risa y decidí que esta noche que me gustaría saber más acerca de él.
- Es un alias para Dimitri.
- Eso no tiene ningún sentido. No suena nada como Dimitri. Deberían llamarte, no sé, Dimi o algo así.
- Así no es cómo funciona en Rusia - dijo.
- Rusia es extraño - En Rusia, el apodo de Vasilisa era Vasya, que no tiene ningún sentido para mí.
- Así es el inglés.
Le di una mirada astuta.
- Si me enseñaras a jurar (decir palabrotas) en ruso, podría tener un mejor reconocimiento de ello.
- ¿No juras demasiado ya?.
- Sólo quiero expresarme.
- Oh, Roza ...- Él suspiró, y sentí una emoción en forma de cosquillas dentro de mí. "Roza" era mi nombre en ruso. Rara vez utilizado.
- Te expresas más que nadie que conozca.

Le sonreí y caminamos un poco sin decir nada más. Mi corazón saltaba, yo estaba tan feliz de estar a su alrededor. Había algo cálido y bien cuando nosotros estábamos juntos.
Así que yo flotaba a lo largo, dando vueltas en mi mente a algo que había estado pensando. - Sabes, hay algo gracioso acerca de las cicatrices de Tasha.
- ¿Y eso? - preguntó.
- Las cicatrices... atraviesan su cara - empecé lentamente. Estaba teniendo problemas para poner mis pensamientos en palabras. - Quiero decir, es obvio que ella era muy bonita. Pero aún con las cicatrices... ahora no sé. Ella es bonita de una manera diferente. Es como... como son parte de ella. La completan. - Sonaba tonto, pero era cierto.
Dimitri no dijo nada, pero él me dio una mirada de soslayo. Regresé, y cuando nuestros ojos se reunieron, vi un breve atisbo de la antigua atracción. Fue fugaz y se había ido demasiado pronto, pero lo había visto. Lo sustituyó por la aprobación y el orgullo, fueron casi tan buenos.
Cuando él habla, es como hacerme eco de sus pensamientos anteriores. - Eres una alumna rápida, Roza.

lunes, 18 de enero de 2010

Capítulo 4.

No podía creerlo. Janine Hathway. Mi madre. Mi irreparablemente famosa y sorprendentemente ausente madre. Ella no era Arthur Schoenberg, pero tenía una reputación estelar en el mundo de los guardianes. No la había visto durante años, porque siempre estaba lejos en alguna misión descabellada. Y aún así... estaba aquí, en la Academia, en ese momento – en frente de mí - y ni si quiera se había molestado en decirme que venía. Eso es el amor materno.
¿De todos modos, qué demonios estaba haciendo aquí? La respuesta vino rápidamente. Todos los Moroi que llegaron a la escuela tenían a sus guardianes en la ciudad. Mi madre protegía a un noble del clan Szelsky, y varios miembros de esa familia habían llegado para las vacaciones. Era evidente que ella estaría con el.
Me senté en mi silla y sentí algo dentro de mí encogerse. Sabía que tenía que haberme visto entrar, pero su atención estaba en otra cosa. Ella vestía unos pantalones vaqueros y una camisa beige, y una chaqueta vaquera que tenía que ser lo más feo que yo había visto nunca. Con sólo 1,50 m estaba escondida entre los demás guardianes, pero tenía una presencia y una forma de estar parada que la hacían mas alta.
Nuestro instructor, Stan, presentó a los invitados y explicó que ellos nos contarían experiencias de la vida real. Caminó por delante de la sala, sus cejas pobladas se levantaron mientras hablaba. "Sé que no es habitual", explicó. "los guardianes de los visitantes no suelen tener tiempo para pasar por nuestras clases. Sin embargo, nuestros tres visitantes, encontraron tiempo para venir hablar con nosotros debido a lo ocurrido recientemente..." Hizo una pausa durante un momento, no hacía falta que nadie dijese a lo que se refería. El ataque contra los Badica. Carraspeó y comenzó de nuevo.
"Debido a lo que ocurrió, pensamos que sería mejor que aprendieseis con aquellos que actualmente están haciendo el trabajo de campo. "
La clase se llenó de emoción. Escuchar historias - especialmente aquellas con mucha sangre y acción - es más interesante que examinar las teorías de los libros. Al parecer, algunos de los guardianes del campus también pensaban igual. A menudo pasaban por nuestras clases, pero hoy había muchos más. Dimitri estaba al fondo entre ellos.
El hombre más mayor fue el primero. Comenzó su historia, yo la escuché atentamente. Contó una historia en el que el más joven de la familia que él protegía se había escapado por lugares públicos que los Strigoi tenían vigilados.
"El sol estaba a punto de ponerse” dijo con una voz grave. Bajó sus manos a cámara lenta, demostrándonos aparentemente como se ponía el sol. "Sólo éramos dos y teníamos que tomar rápidamente una decisión sobre como proceder".
Me incline más hacia delante, con los codos apoyados sobre la mesa. Los guardianes a menudo trabajaban en parejas. Uno- el guardián de cerca - por lo general se queda cerca del protegido, mientras que el otro – el guardián de lejos- reconocía la zona. El guardián de lejos por lo general se mantenía en contacto visual con la familia, por lo que entendía el dilema. Al pensar en ello, decidí que si me encontrase en esa situación, yo haría que el guardián de cerca llevase al resto de la familia a un lugar seguro, mientras el otro buscaba al chico.
"Hicimos que la familia se quedase dentro de un restaurante con mi compañero, mientras yo buscaba por la zona", continuó el viejo guardián. Él extendió sus manos en un movimiento amplio, y yo me sentí orgullosa al haber pensado la respuesta correcta. La historia tuvo un final feliz, habían encontrado al chico y no habían visto a ningún Strigoi.
El segundo hombre nos contó cómo se encontró por casualidad a un Strigoi que seguía a un Moroi.
"Técnicamente, no estaba de servicio", dijo. Era muy guapo y una chica sentada cerca de mí lo miraba con ojos grandes y llenos de adoración. "Me encontraba visitando a un amigo y a la familia que el protegía. Cuando salía del apartamento, vi a un Strigoi que acechaba entre las sombras. El no esperaba encontrar a un guardián allí. Rodeé el edificio, me acerqué a él por detrás y... "El tipo hizo un fuerte movimiento, de cómo lo estacó, de manera más dramática que los movimientos que había hecho el otro guardián. El cuentista hasta imitó el geste de cómo había retorcido la estaca en el corazón del Strigoi.
Y entonces le tocó a mi madre. Torcí el gesto incluso antes de que empezase a hablar, gesto que empeoré cuando empezó a contar la historia. Lo juro, si no creyese en que era imposible que tuviese tanta imaginación - su elección de la ropa demostraba que realmente no tenía imaginación - habría pensado que estaba mintiendo. Era más que una historia. Era un cuento épico, el tipo de cuento que hace que las películas ganen Oscars.
Habló sobre como su protegido, Lord Szelsky, y su esposa que habían ido a un baile realizado por otra familia real. Varios Strigoi estaban al acecho. Mi madre descubrió uno, y lo estacó rápidamente, y entonces alertó a los demás guardianes. Con la ayuda de ellos, cazó a los otros Strigoi, atacándolos por detrás y ella fue la responsable de sus muertes.
"No fue fácil", explicó. En cualquier otro, ese comentario sonaría como si se estuviese jactando. En ella no. Tenía una forma de hablar, una forma eficaz de contar los hechos que no dejaba espacio para eso. Se había criado en Glasgow y de algunas de sus palabras aún tenían un acento escocés. "Había tres más en el perímetro. En aquel tiempo, era considerado algo extraño que tantos trabajasen juntos. Ahora, esto no es precisamente verdad, teniendo en cuenta la masacre de los Badicas." Algunas personas se estremecieron ante la forma tan informal que tuvo al hablar del ataque. Una vez más, pude ver los cuerpos. "Teníamos que deshacernos de los restantes Strigoi los más rápido y silenciosamente posible, para no advertir a los demás. Ahora bien, si cuentas con el elemento sorpresa a tu favor, la mejor manera de eliminar a un Strigoi es atacándolo por detrás, rompiéndole el cuello, y estacándolo. Romperle el cuello no lo matará, por supuesto, pero lo aturde y nos permite estacarlo antes de que pueda hacer cualquier ruido. Realmente la parte más difícil es el elemento sorpresa, debido a que su audición es muy buena. Ya que soy más pequeña y más ligera que la mayoría de los guardianes, me puedo mover muy silenciosamente. Así que acabé matando a dos de tres. "
Una vez más, usó ese tono “normal” mientras describía sus letales habilidades.
Era molesto, más que si hubiera sido presuntuosa y hablase abiertamente de lo increíble que ella era. Mis compañeros de clase brillaban con admiración, estaban claramente más interesados en la idea de romperle el cuello a un Strigoi que en analizar las habilidades narrativas de mi madre.
Continuó con la historia. Después de que ella y los otros guardias matasen a los Strigoi, descubrieron que dos Moroi habían sido secuestrados de la fiesta. Tal acto era inusual en los Strigoi. A veces guardaban a algún Moroi para merendárselo más tarde, y a veces Strigoi de rango inferior eran enviados por Strigoi más poderosos en busca de presas. A pesar de todo, dos Moroi habían sido secuestrados, y sus guardianes estaban heridos.
"Naturalmente, no podíamos dejar a aquellos Moroi en las manos de los Strigoi", dijo. "Los seguimos hasta el lugar en donde se escondían y encontramos que varios de ellos vivían juntos. Estoy segura de que podéis comprender lo extraño que es eso."
Lo éramos. La maléfica y egoísta naturaleza de los Strigoi hacia que lucharan entre ellos con mucha facilidad para hacerse con las víctimas. Organizarse para atacar - cuando tenían el objetivo de obtener sangre en su mente - era lo máximo que podían hacer. Pero vivir juntos? No. Es casi imposible de imaginar.
"Conseguimos liberar a los Moroi que se habían llevado, pero descubrimos que tenían a otros presos", dijo mi madre. "No podíamos dejar que aquellos que habíamos liberado regresasen solos, entonces decidimos que los guardias que estaban conmigo los escoltasen mientras yo me quedaba para luchar con los Strigoi que quedaban. "
Sí, claro, pensé. Mi madre valientemente luchó sola. A lo largo de lo sucedido, ella fue capturada pero logró escapar y rescatar a los presos. Al hacer eso, ella hizo lo que debió de ser el hat trick* (expresión: tres tantos en un partido, o tres victorias consecutivas) del siglo, matando a los Strigoi de las tres maneras posibles: estacándolos, decapitándolos y prendiéndoles fuego.
"Acababa de estacar a un Strigoi cuando dos mas me atacaron", explicó. "No tuve tiempo de retirar mi estaca del otro cuando me asaltaron. Afortunadamente, tenía cerca una chimenea, y empujé a uno contra ella. El último me persiguió en el exterior hasta una vieja cabaña. Había un hacha dentro y la usé para cortarle la cabeza. Cogí un galón de gasolina y regresé a la casa. El que había empujado contra la chimenea no se había quemado por completo, pero cuando eché la gasolina se quemó con rapidez."
La clase estaba asustada mientras ella hablaba. Bocas se abrieron con sorpresa. La miraban con asombro. No se oía ningún ruido. Miré a mí alrededor, sintiendo como si todos se hubiesen parado en el tiempo – menos yo. Parecía ser la única que no se había impresionado por su aterradora historia, y ver las expresiones de los demás me irritó. Cuando terminó, una docena de manos se levantaron para hacerle preguntas, acerca de sus técnicas, si había tenido miedo, etc.
Después de la décima pregunta, no pude soportarlo más. Levanté mi mano. Le llevó un tiempo verme y llamarme. Parecía un poco impresionada de verme en la clase. Me sentí afortunada de que me hubiese reconocido.
"Por lo tanto, guardiana Hathaway," comencé. "¿Porque no comprobaron que el lugar era seguro?"
Frunció el ceño. Creo que se había puesto en guardia en el momento en que me había llamado. "¿Qué quieres decir?"
Me encogí de hombros y me incliné hacia atrás, tratando de parecer casual y dar un aire de conversación. "No sé. Creo que tu y tus chicos la cagaron. Porque no reconocieron primero el lugar y se aseguraron de que no había ningún Strigoi antes de empezar? Creo que les habría ahorrado muchos problemas".
Todos los ojos en la habitación se giraron hacia mí. Mi madre se quedó perpleja momentáneamente. "Si no hubiéramos pasado por todos esos" problemas " ahora habría 7 Strigoi mas andando por mundo, y los otros Moroi capturados ahora estarían transformados o muertos.”
"Ey, vale, entiendo que les salvasteis el pellejo y demás, pero regresando al principio. Quiero decir, esta es una clase de teoría, ¿verdad?" Miré Stan, que me estaba lanzando una mirada furibunda. Él y yo teníamos una larga y desagradable historia de conflictos clase, y yo sospechaba que íbamos a tener otro. "Por lo tanto, sólo quiero entender lo que salió mal al principio".
Dije eso mirándola - mi madre tenía mucho mas autocontrol del que yo tenía. Si yo fuese ella, ya me hubiera acercado y le hubiese dado un paliza. Su rostro seguía perfectamente en calma, sin embargo, un poco de rigidez en la posición de sus labios me indicó que la estaba molestando.
"No es tan simple", respondió ella. "El lugar tenía una planta muy compleja. La examinamos inicialmente pero no encontramos nada. Creemos que los Strigoi llegaron después de que la fiesta hubiera comenzado - o tal tenían habitaciones y pasajes ocultos que nosotros no conocíamos".
El grupo lanzó algunos "ooh" y "ahh" por la idea de habitaciones ocultas, pero yo no estaba impresionada.
"Así que lo que estás diciendo es que o fallasteis en vuestra primera exploración, o que ellos cruzaron la "seguridad" que estableciste durante la fiesta. De todos modos, me parece que alguien metió la pata."
La opresión de sus labios aumentó y su voz era más fría. "Lo hicimos lo mejor posible en una situación inusual. No puedo comprender cómo algunos de vosotros no sois capaces de entender los problemas que he descrito, pero una vez que hayáis aprendido lo bastante más allá de la teoría, podréis ver lo diferente que es cuando de verdad estás protegiendo a alguien y sus vidas dependen de ti".
"Sin lugar a dudas," Estuve de acuerdo. "¿Quién soy yo para cuestionar tus métodos? Quiero decir, hiciste lo que fue necesario para tener más tatuajes molnija, ¿verdad? "
"Srta. Hathaway. "La profunda voz de Stan resonó en la habitación. "Por favor, recoge tus cosas y sal de clase".
Lo miré confusa. "¿En serio? ¿Desde cuándo está mal hacer preguntas?
"Tu actitud es lo que está mal." Señaló a la puerta. "Vete".
Un profundo silencio y más pesado que cuando mi madre había contado su historia cayó sobre todos. Hice todo lo posible para no encogerme ante los ojos de los guardianes y de los principiantes. Esta no era la primera vez que me expulsaban de la clase de Stan. Tampoco era la primera vez que me expulsaban delante de Dimitri. Poniendo mí mochila sobre mis hombros, crucé la corta distancia hasta la puerta - una distancia que parecieron kilómetros - y me rehusé a hacer contacto visual con mi madre mientras pasaba.
Unos 5 minutos antes de que la clase acabase, ella salió del aula y se dirigió a donde yo estaba sentada en el pasillo. Mirándome, puso las manos sobre su cadera, de aquella forma irritante que la hacia parecer más alta de lo que era. No era justo que alguien 15 cm más baja que yo me hiciese sentir tan pequeña.
"Bueno. Veo que tus modales no han mejorado en los últimos años."
Me levanté y sentí un una furia crecer en mi. "También me alegro de verte. Me sorprende que me hayas reconocido. En realidad, no creía que te acordases de mí, ya que ni te molestaste en decirme que venías".
Retiró la mano de su cadera y cruzó los brazos a la altura del pecho, cada vez - si es posible – volviéndose más impasible. "No podía descuidar mi deber para mimarte."
"Mimarme?", Le pregunté. Esta mujer no me había mimado en mi vida. Ni tan siquiera podía creer que conociese esa palabra.
"No espero que lo entiendas. Por lo que he oído, no sabes lo qué significa "deber".
"Sé exactamente lo que eso significa", le respondí. Mi voz era intencionalmente arrogante. "Mejor que la mayoría de la gente".
Sus ojos se ampliaron en una falsa sorpresa. Yo utilizaba esa sarcástica mirada con muchas personas y no me molestó que ella la usase conmigo. "¡Oh realmente? ¿Dónde has estado los últimos dos años? "
"¿Dónde has estado los últimos cinco?" Le contesté. "¿Sabrías que me había ido si alguien no te lo hubiese dicho?"
"No me cambies de tema. Estaba lejos porque tenía que estarlo. Tú lo estabas por que así podías irte de compras y acostarte mas tarde. "
Mi tristeza y vergüenza se convirtieron en pura furia. Aparentemente, nunca podría superar las consecuencias de haber huido con Lissa.
"No tienes idea de por que me fui", le dije, el volumen de mi voz iba aumento. "Y no tienes derecho a hacer suposiciones acerca de mi vida cuando no sabes nada sobre ella. "
"He leído los informes sobre lo que pasó. Tenías razones para preocuparte, pero actuaste de forma equivocada." Sus palabras eran formales y rápidas. Ella podría estar dando clase. "Deberías haber acudido a otros en busca de ayuda."
"No podía acudir a nadie, no sin pruebas. Además, aprendimos a valernos por nosotras mismas".
"Sí", respondió ella. "Con énfasis en "aprender". Algo que perdiste los dos últimos años. Difícilmente estás en condiciones de darme lecciones a mí sobre el protocolo de los guardianes".
Siempre estaba metida en peleas, algo en mi naturaleza lo hacia inevitable. Así que estaba acostumbrada a defenderme y a escuchar todo tipo insultos. Era resistente. Pero de alguna manera, cerca de ella – en los breves momentos que había estado cerca de ella - siempre me sentía como si tuviese 3 años. Su actitud me humillaba, y la mención de mi falta de formación - que era una cuestión espinosa - me hizo sentir peor. Crucé mis brazos en una imitación muy moderada de su forma de estar y lograr verme presuntuosa.
“¿Sí? Bueno, eso no es lo que piensan mis maestros. Incluso después de perder todo este tiempo, alcancé el nivel de los de mi curso".
No respondió durante unos segundos. Por último, en voz baja, dijo, "Si no te hubieses marchado, ya los habrías superado. "
Girándose muy al estilo militar, se marchó. Un minuto más tarde, el timbre sonó, y el resto de la clase de Stan se extendió por el pasillo.
Ni siquiera Mason me pudo animar después de eso. Pasé el resto del día enojada y perturbada, por supuesto, todo el mundo estaba hablando de mi madre y de mí. Me salté la comida y me fui a la biblioteca para leer un libro sobre anatomía y fisiología.
Cuando llegó la hora de mi entrenamiento de después de clases con Dimitri, prácticamente corrí hasta los muñecos de las prácticas. Con el puño cerrado, golpeé a uno en el pecho, ligeramente a la izquierda, pero principalmente en el centro.
"Ahí” le dije. "El corazón está ahí, y esternón y las costillas están en el camino. ¿Puedo tener ahora mi estaca? "
Cruzándome de brazos, le miré triunfante, con la esperanza de que él derramara elogios por mi perspicacia. En vez de eso, simplemente asintió, como si yo ya debiese saber eso. Y sí, yo debería.
"Y como le atraviesas el esternón y las costillas?", Preguntó.
Suspiré. Había descubierto la respuesta de la pregunta, sólo para recibir otra. Típico.
Pasamos gran parte de la práctica hablando sobre el tema, y me demostró diversas técnicas que tendrían como resultado una muerte rápida. Cada movimiento que hacia era grácil y letal. Lo hacia parecer fácil, pero yo sabía que no lo era.
Al principio no le entendí, cuando de pronto extendió su mano y me ofreció la estaca.
"¿Me la estás dando?"
Sus ojos brillaron. "No me puedo creer que te contengas. Pensé que la cogerías y saldrías corriendo".
"¿No es lo que me estás enseñando siempre?", Le pregunté.
"No con todo."
"Pero si con algunas cosas."
Oí el doble sentido en mi voz y me pregunté de donde había venido eso. Ya había pensado en todas las razones que tenía para no pensar en mi mentor de una forma “romántica”. De vez en cuando no lograba controlarme y durante los entrenamientos me distraía pensando en el. Sería bueno saber que aún me quería, que todavía lo volvía loco. Estudiándolo ahora, me di cuenta que a el a lo mejor no le pasaba, por que ya no le gustaba. Fue un pensamiento deprimente.
"Por supuesto", dijo, sin mostrar indicios de que estábamos discutiendo cualquier cosa nada más que la cuestión de clase. "Es como todo lo demás. Equilibrio. Saber que cosas deber dejar correr- y cuales no." Puso un fuerte énfasis en la primera frase.
Nuestros ojos se encontraron brevemente, y sentí como una onda eléctrica me recorría. El sabía a lo que me había referido. Y como siempre, el estaba ignorándome y estaba siendo mi profesor - que es exactamente lo que el debía hacer. Con un suspiro, saqué mis sentimientos por él fuera de mi cabeza y traté de recordar que estaba a punto de tocar un arma que había deseado desde que era una niña. Recuerdos de la casa de los Badica me inundaron otra vez. Los Strigoi estaban por ahí. Necesitaba concentrarme.
Vacilante, casi reverencialmente, la agarré y doble los dedos agarrándola por la empuñadura. El frío metal hormigueaba en mi piel. Había sido gravada para mejorar el agarre, pero al pasarle mis dedos, me di cuenta de que la superficie era lisa como el vidrio. Se la quité de la mano y me la acerqué, tomándome un largo tiempo para estudiarla y acostumbrarme a su peso. Una parte ansiosa de mi quería girarse y estacar los muñecos, sin embargo miré a Dimitri y le pregunté: "¿Qué debo hacer en primer lugar?"
Como siempre hacia, me enseñó los conceptos básicos, me contó como debería agarrarla y moverla. Mais tarde, finalmente me dejó atacar los muñecos, descubriendo que me costaba lo suyo. La evolución había protegido bien el corazón con las costillas y el esternón. A pesar de todo, Dimitri nunca vaciló, guiándome a través de cada paso y corrigiéndome cada detalle.
"Deslízalo hacia arriba a través de las costillas", dijo, mientras me observaba intentar clavar la estaca por un punto a través de los huesos. "Te será más fácil porque eres mas baja que la mayoría de sus agresores. Además, puedes deslizarla por la costilla mas baja."
Cuando terminó la práctica, cogió la estaca y asintió en aprobación.
"Bien. Muy bien. "
Le miré sorprendida. Él no repartía ese tipo de elogios normalmente.
"¿En serio?"
"Lo hiciste como si lo hubieras hecho durante años".
Sentí que una sonrisa de satisfacción se extendía por mi cara mientras empezamos a salir de la sala de prácticas. Cuando estábamos cerca de la puerta, vi una muñeca de pelo rizado color rojo. De repente, todos los sucedidos en el aula de Stan regresaron a mi mente. Fruncí el ceño.
"¿La próxima vez puedo estacar a esa de ahí?"
Tomó su abrigo y se lo puso. Era largo y marrón, de cuero. Se parecía mucho a un cowboy, aunque él nunca lo admitiese. Tiene una secreta fascinación con el Viejo Oeste.
No lo entendía, pero tampoco entendía las preferencias musicales tan extrañas que tenía.
"No creo que sea adecuado", dijo.
“Sería mejor que si se lo hiciese a ella," murmuré, poniendo en mi mochila en mis hombros. Fuimos al gimnasio.
"La violencia no es la respuesta a tus problemas", dijo sabiamente.
"Ella es quien tiene problemas. Y pensé que el motivo de mi educación era que la violencia es la respuesta. "
"Sólo para aquellos que empiezan primero. Tu madre no te estaba agrediendo. Lo que pasa, es que las dos sois muy parecidas".
Dejé de caminar. "No nos parecemos! Quiero decir... tenemos los mismos ojos. Pero soy mucho más alta. Y mi pelo es completamente diferente." Apunté a mi coleta, sólo en caso de que él no hubiese notado que mi cabello castaño oscuro no se parecía en nada al pelo marrón-rojizo rizado de ella.
En su mirada había un toque de diversión, pero también había un toque de seriedad. "No estoy hablando de la apariencia física, y lo sabes."
Aparté mi mirada de la suya. Mi atracción por Dimitri había comenzado prácticamente cuando nos conocimos- y no sólo porque era guapo, que también lo era. Sentía que el entendía partes de mí que yo no entendía, y, a veces, estaba segura de que yo entendía partes de él, que el no entendía.
El único problema es que él tenía la molesta tendencia de señalar esas partes que yo no quería entender.
"¿Crees que estoy celosa?"
"¿Lo estás?", Preguntó. Odiaba cuando él respondía a mis preguntas con otra pregunta. "Si es así, entonces de que exactamente estás celosa?"
Miré a Dimitri. "No sé. Tal vez estaba celosa de su reputación. Tal vez porque ella pasa más tiempo preocupada de su reputación que de mi. No lo sé."
"¿No crees que lo que ella hizo fue increíble?"
"Si. No. No lo sé. Simplemente sonaba como algo... no sé... como si se estuviese jactando. Como si lo hubiese hecho por la fama." Hice una mueca. "Por los tatuajes". Las Molnija son tatuajes que se hacen los guardianes cuando matan a un Strigoi. Son como pequeños rayos formando una X. Se ponen en el cuello y señalan la experiencia de un guardián.
"¿Crees que enfrentarse a los Strigoi vale la pena solo por las marcas? Pensé que habías aprendido algo en la casa de los Badica. "
Me sentía estúpida. "Eso no es-"
"Ven".
Dejé de caminar. "¿Qué?"
Estábamos yendo en dirección a mi dormitorio, pero ahora inclinó su cabeza hacia el otro lado del campus. “Quiero enseñarte algo.”
"¿Lo qué?"
"No todas las marcas son insignias de honor."