jueves, 18 de noviembre de 2010

capitulo 18

Capítulo 18.

Los tacones altos estaban empezando a molestarme, así que me los quite cuando entré, andando descalza por el hotel. No había estado nunca en la habitación de Mason, pero recordé que el había mencionado el número, y la encontré.
Shane, el compañero de habitación de Mason, abrió la puerta algunos segundos después de que llamase. - Hola Rose.
Me dejó entrar y entré mirando alrededor, por la televisión estaban dando anuncios-una de las desventajas de la vida nocturna es que no hay buenos programas a estas horas- y latas de refrescos vacías cubrían casi toda la habitación. Pero no había señales de Mason.
-¿Dónde está?, Le pregunté.
Shane reprimió un bostezo. -Pensé que estaba contigo.
-No le he visto en todo el día.
Él bostezó una vez más, entonces se puso a pensar y dijo, - Antes estaba colocando algunas cosas en una maleta. Pensé que vosotros dos ibais a huir en una escapada romántica, un picnic o algo así. Oye bonito vestido.
-Gracias, - murmuré, sintiendo que también estaba apunto de bostezar.
Preparando una maleta? Eso no tenía sentido, no había a donde ir, ni tampoco forma de irse. El hotel estaba siendo vigilado fuertemente por los guardianes de la Academia. Lissa y yo sólo habíamos conseguido salir de la Academia usando la coacción, y aún así había sido complicado. Sin embargo, ¿por qué diablos Mason haría una maleta si no se podía ir?
Le hice a Shane un par de preguntas más y decidí hacer un seguimiento de las posibilidades, aunque fuese una locura. Encontré al guardián responsable de la seguridad y de los horarios. Me dio los nombres de aquellos que estaban de servicio en las salidas del hotel cuando Mason había sido visto por última vez. La mayoría de los nombres los conocía y casi todos estaban fuera de servicio ahora, lo que hacia mas fácil encontrarlos.
Lamentablemente, los dos primeros no habían visto a Mason hoy. Sin embargo, cuando me preguntaron porque quería saberlo, les dí una respuesta vaga y salí corriendo. El tercero de mi lista era un tipo llamado Alan, un guardián que normalmente custodiaba la parte mas baja de la Academia. Estaba entrando después de esquiar, llevando su equipo. Me reconoció y me sonrió cuando me vio.
-Claro, lo vi, dijo, inclinándose hacia sus botas.
Una sensación de alivio me inundó. Hasta ese momento, no me había dado cuenta de lo preocupada que estaba.
-¿Sabes donde está?
-No. Deje que el, Eddie Castile... y, cuál era el nombre de ella, la chica Rinaldi, salieran por la puerta norte y nos los vi después de eso.
Miré a Alan, que continuaba quitándose los esquís, como si estuviésemos hablando de las condiciones de la pista.
-Dejaste a Mason, Eddie… y a Mia salir?
-Si
-Um... ¿por qué?"
- Terminó y me miró, con una mirada medio feliz y medio confusa. – Por que ellos me lo pidieron.
Una helada sensación comenzó a inundarme. Me enteré que guardián se encontraba con Alan esa noche y de inmediato fui en su busca. Me dio la misma respuesta, que habían dejado a Manson, Eddie y a Mia, salir sin hacerles preguntas y como Alan, el parecía pensar que no había nada malo en eso. El parecía casi deslumbrado. Tenía una mirada que yo ya había visto antes… una mirada que se le quedaba a las personas cuando Lissa usaba la coacción.
En particular, sucedía cuando Lissa no quería que la gente recordara algo muy bien. Podía enterrar su memoria, borrándoles los recuerdos, o que no lo recordasen durante un tiempo. Ella era buena con la coacción. Pero estos guardianes aún tenían algunos recuerdos que alguien que no era muy experto con la coacción había usado en ellos.
Alguien, por ejemplo, como Mia.
Yo no era del tipo que de las que se desmayan, pero por un momento, me sentí así. El mundo giraba y se oscurecía a mí alrededor, cerré los ojos y tome una respiración profunda. Cuando me recupere y volví a ver de nuevo, mi entorno se quedó estable. Bien. No hay problema. Tenía que pensar que estaba pasando.
Mason, Eddie, y Mia habían abandonado el complejo hoy. No sólo eso, sino que lo habían hecho mediante el uso de la coacción-que estaba totalmente prohibida. La puerta norte era la única que conectaba con la única carretera que lleva a la ciudad a unos cuatro kilómetros de distancia. La ciudad que Mason había dicho que tenía autobuses.
A Spokane.
Spokane - donde el grupo de Strigoi junto con sus colaboradores humanos, debían estar viviendo.
Spokane - donde Mason podría realizar su alocado sueño de matar Strigoi.
Spokane - que el conocía por mi culpa.
-No, no, no…- murmuré para mi misma, mientras corría hacia mi habitación.
A Spokane.
Spokane - donde el grupo de Strigoi junto con sus colaboradores humanos, debían estar viviendo.
Spokane - donde Mason podría realizar su alocado sueño de matar Strigoi.
Spokane - que el conocía por mi culpa.
-No, no, no…- murmuré para mi misma, mientras corría hacia mi habitación.

Allí, me quité el vestido y me puse ropa de invierno, botas, pantalones vaqueros y un suéter. Agarré mi abrigo y mis guantes, corrí apresuradamente hacia la puerta y, entonces, me paré. Estaba actuando sin pensar. Qué iba a hacer? Necesitaba decírselo a alguien, obviamente... ¿pero que a quien? Eso los metería a los 3 en graves problemas. Y Dimitri estaba descartado, el había confiando en mi, me había dado la información de Spokane como señal de confianza y respeto hacia mi madurez…
Estudié la situación un momento, si pudiese salir del hotel les llevaría un tiempo saber que nos habíamos marchado.
Unos minutos más tarde, me encontraba llamando a la puerta de Christian. Él abrió, su voz llena de sueño y cinismo como de costumbre.
-Si has venido a pedir disculpas por ella,- me dijo todo orgulloso - te puedes largar por donde has venido y-
-¡Oh, cállate – le dije –no se trata de ti.
Rápidamente le conté la situación. Ni Christian tenía una respuesta chistosa para lo que pasaba.
-Así que... Mason, Eddie, y Mia se fueron a Spokane a cazar Strigoi?
-Sí.
-Mierda. ¿Por qué no estas con ellos? Parece algo que tú harías.
Resistí el impulso de golpearlo. - Porque no estoy loca, pero voy a ir a buscarlos antes de que cometan otra estupidez.
Entonces Christian entendió. -¿Y para que me necesitas?
-Necesito salir del complejo, Mia utilizó la coacción, necesito que hagas lo mismo, se que has estado practicando.
-Si, he estado – me dijo -Pero... bueno...- Por primera vez, se veía avergonzado. -No soy muy bueno. Y hacerlo en dhampirs es casi imposible. Lissa es cien veces mejor que yo. Y probablemente cualquier Moroi.
-Lo sé. Pero no quiero meterla en problemas.
Él sonrío. -Pero no te importa que yo los tenga.
Me encogí de hombros. -No realmente.
-Eres una persona extraña, ¿sabes?"
-Si. Lo soy.
Así, cinco minutos más tarde, él y yo nos encontrábamos en la puerta norte. El sol ya había salido completamente, así que, la mayoría de las personas estaban dentro del hotel. Esto era algo bueno, esperaba usarlo a mi favor para escapar mas fácilmente.
Estúpidos, estúpidos. Pensé. Esto va a acabar mal. Por qué Mason estaba haciendo esto? Sabía que él había tenido toda esta locura... y ciertamente él estaba muy molesto por que los guardines no estaban haciendo nada desde el último ataque. Pero aún así. Estaba tan molesto? Debía de saber lo peligroso que era todo esto. ¿Era posible... realmente posible, que lo hubiese dejado tan molesto por lo que había, o no había pasado entre nosotros, que lo he llevado al abismo? Tanto como para llevar a Eddie y a Mia con el? Aunque tampoco es que esos 2 necesitasen que los convenciesen mucho. Eddie seguiría a Mason a cualquier lugar y Mia estaba casi tan dispuesta como Mason para matar a todos los Strigoi del mundo, en vista de lo que le había ocurrido a su madre.
Aún así, a pesar de todas las preguntas que me estaba haciendo sobre lo que estaba pasando, una cosa estaba clara. Yo le había contado a Mason que los Strigoi posiblemente estuviesen en Spokane. Esto era culpa mía, y si no fuese por mi, nada de esto estaría sucediendo.
-Lissa siempre tiene contacto visual, - le dije a Christian entre cuchicheos mientras nos dirigíamos a la salida, -ella habla calmadamente y no se que mas hace, pero se, que se requiere de una gran concentración y mucha energía para poder volcar su voluntad hacia los demás.
-Lo sé,- respondió. – ya la he visto.
-Vale,- respondí -solo trato de ayudar.
Cuando llegamos para mi sorpresa solo había un guardián en la puerta, era un golpe de suerte. Estaban cambiando de turno. A la luz del sol, el riesgo de Strigoi era nulo. Los guardines aún continuaban cumpliendo con su deber, pero podían relajarse un poco.
El guardián, no parecía especialmente alarmado por nuestra presencia. -¿Qué estáis haciendo aquí?
Christian tragó, podía ver las líneas de tensión en su rostro.
-Vas a dejarnos salir por la puerta-, dijo. Los nervios hicieron temblar su voz, pero por lo demás, él hizo una imitación razonable del tono de Lissa... Lamentablemente, no tuvo ningún efecto sobre el guardián. Como Christian señaló, utilizar la coacción sobre un guardián, es casi imposible. Mia había tenido suerte. El guardián se rió.
-¿Qué?- preguntó, claramente divertido.
Christian lo intentó de nuevo. –Nos vas a dejar salir.
La sonrisa vaciló un poco, y lo vi parpadear sorprendido. Sus ojos se pusieron vidriosos de la misma manera que las víctimas de Lissa, pero no era lo suficiente para que nos cediera el paso y se olvidara de lo sucedido. Pero felizmente, yo había sido entrenada para someter a las personas sin usar magia.
Cerca de el, había una linterna grande, de unos 60 cm, y nos 3 quilos de peso. La cogí y le golpeé en la cabeza por detrás. El gimió y cayó al suelo. Apenas me había visto llegar, y a pesar de lo que acababa de hacer, medió esperaba que mi instructor estuviese allí, para felicitarme por lo que acababa de hacer.
-Jesús Cristo-, exclamó Christian – Acabas de atacar a un guardián.
-Sí- y ahí se fue el plan de traer a los demás de vuelta sin meter a nadie mas en problemas.- No sabía que eras tan malo con la coacción. Pero bueno... me preocuparé de esto después. Gracias por la ayuda. Deberías regresar antes de que empiece el siguiente turno.
Negó con la cabeza y gruñó. -No, voy contigo.
-No, -dije. -Sólo te necesitaba para poder salir, no tienes por que meterte en problemas.
-Ya estoy en problemas!- Señaló al guardián. -Vio mi cara. Estoy jodido de todos modos, así que también puedo ayudarte a salvar el día. Deja de compórtate así.
Salimos corriendo, dando una última ojeada al guardián y sintiendo remordimientos por lo que le acababa de hacer. Estaba segura de no haberle causado daños graves y en donde se encontraba le daba el sol, así que no se congelaría.
Después de unos cinco minutos de caminar por la carretera, sabía que teníamos problemas. A pesar de estar cubierto y llevar gafas de sol, este, estaba dañando la piel de Christian. Nos estaba atrasando y no pasaría mucho tiempo, hasta que alguien viese al guardián y viniesen detrás de nosotros.
Un coche,- uno que no era de los de la Academia, - apareció detrás de nosotros, y tomé una decisión. No me gustaba la idea de para y hacer autostop, nunca lo haría, incluso alguien como yo, sabía lo peligroso que eso era, pero necesitábamos llegar a la ciudad rápidamente, y debía proteger a Christian del sol antes que esto resultara peor de lo ya era, además sabía que Christian y yo podríamos acabar con cualquiera que intentase hacernos algo.
Afortunadamente, cuando el coche paró, solo era una pareja de mediana edad, que parecían más preocupados que cualquier otra cosa.
-¿Chicos estáis bien? –preguntaron.
Señalé por detrás de nosotros. -Nuestro coche se salió del camino. ¿Pueden llevarnos a la ciudad para que pueda llamar a mi padre?
Funcionó. Quince minutos más tarde, nos dejaron en una gasolinera. En realidad nos costó un poco deshacernos de la pareja, pues querían ayudarnos. Finalmente los convencimos de que estábamos bien y terminamos marchándonos para recorrer los pocos kilómetros hasta la estación de autobuses. Como yo sospechaba, esta ciudad no era un centro modelo de transporte publico solo habían tres líneas de servicios: dos que llevaban a otras estaciones de esquí y una que se dirigía a Lowston, Idaho. En Lowston, se podría tomar otro bus hacia otras direcciones. Como Spokane.
Esperaba poder llegar antes de que Mason y a los otros tomasen su autobús. Entonces los podríamos traer de vuelta sin problemas, pero estaba equivocada, ya se habían marchado. La alegre mujer de la taquilla me dijo que sabía perfectamente por quien le estaba preguntando. Me confirmó que los tres habían comprado billetes para Spokane en Lowston.
Christian y yo no hablábamos mucho durante el trayecto, con la excepción de que le dije que se había comportado como un idiota sobre Lissa y Adrian. Cuando llegamos a Lowston, finalmente lo había convencido, lo que fue un pequeño milagro. Durmió el resto del trayecto hasta Spokane, pero yo no pude. Simplemente me quede pensando en que todo esto estaba sucediendo por mi culpa.
Cuando llegamos a Spokane empezaba a caer la tarde. Consultamos con muchas personas, hasta que finalmente encontramos a alguien que conocía el centro comercial que Dimitri me había mencionado. Fue un largo camino desde la estación de autobuses, pero quería caminar. Mis piernas estaban tiesas, después de casi cinco horas de permanecer en el autobús, así que necesitaba de la caminata y de esta manera también me relajaría. El sol aún tardaría un poco en ponerse, pero estaba mas bajo, así que a Christian no le incomodó andar.
Y, como normalmente ocurre cuando estoy relajada, sentí el tirón de la mente de Lissa y me deje caer, porque quería saber como se encontraba y lo que estaba ocurriendo en el hotel.
-Sé que quieres protegerlos, pero tenemos que saber dónde están.
Lissa estaba sentada en la cama de nuestro dormitorio, mientras que Dimitri y mi madre la miraban. Fue Dimitri quien habló. Verlo a través de sus ojos era interesante. Ella le tenía cariño y sentía un profundo respeto hacia él, muy diferente de la montaña rusa de emociones que yo siempre sentía en su presencia.
-Te lo dije, -dijo Lissa, -no lo sé. No sé lo que pasó.
Sentí la ola de frustración y temor que la inundaba a través de la conexión, me entristeció sentirla tan ansiosa, pero al mismo tiempo, me alegré de no haberla implicado, de esta manera no podría contarles lo que no sabia.
-No me creo que no te hayan dicho a dónde iban-, dijo mi madre. Sus palabras sonaban planas, pero había líneas de preocupación en su cara. -Especialmente con… la conexión que tenéis.
-Solo funciona de un lado- dijo tristemente Lissa. – Lo sabes.
Dimitri se arrodilló para poder estar a la altura de la mirada de Lissa, para poder mirarla directamente a los ojos. Tenía que hacerlo prácticamente con todo el mundo. -¿de verdad no sabes nada? ¿Nada mas que puedas decirnos? No están en la ciudad. El hombre de la estación de autobuses no los vio… pero estamos seguros, que se fueron para allí. Necesitamos algo, cualquier cosa para continuar la búsqueda.
¿El hombre de la estación de autobuses? Eso fue otro golpe de suerte. La mujer que nos vendió los billetes debía de haberse ido a casa y su reemplazo no sabía nada de nosotros.
Lissa apretó los dientes. –No crees que si lo supiese, te lo contaría. Es que no te das cuenta de cuán preocupada estoy? No tengo ni idea de donde están. Ninguna. O por que se marcharon… no tiene ningún sentido para mí. Especialmente el por que se marcharon con Mia, de entre todas las personas. – Una profunda tristeza atravesó nuestra conexión, tristeza por haber sido excluida de lo que fuese que estábamos haciendo, sin importar lo equivocado que pudiese ser.
Dimitri suspiró y se levantó. Por la expresión de su rostro, el obviamente creía en ella. También era evidente que estaba preocupado, - preocupado no solo de una manera profesional. Al ver aquella preocupación - preocupación por mí -Mi corazón se alegró.
-Rose? - La voz de Christian me trajo de nuevo a mí misma. –Ya llegamos.
La plaza constaba de un amplio espacio abierto frente a un centro comercial. Había un café en una esquina del edificio principal, las mesas estaban colocadas en el espacio abierto. Una multitud salía y entraba al centro comercial, ocupada, incluso a esta hora del día.
-Entonces, ¿cómo los encontramos?" -Me preguntó Christian.
Me encogí de hombros. -Quizás si actuamos como Strigoi, ellos nos ataquen.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Aunque no quería admitirlo, él pensaba que mi broma era divertida.
Él y yo fuimos por dentro. Como si fuésemos de compras, estaba llenó de tiendas conocidas y una parte egoísta de mi pensaba que tal vez si encontramos el grupo descarriado a tiempo, quizás podríamos ir de compras.
Christian y yo recorrimos el centro comercial dos veces y no vimos ninguna señal de nuestros amigos o de algo parecido a los túneles.
-Tal vez estamos en el lugar equivocado, -dije finalmente.
-O tal vez no,- sugirió Christian. -Ellos podrían haber ido a algún otro sitio- espera-
Señaló y yo seguí sus indicaciones. Los tres renegados estaban sentados en una mesa en el centro del patio de comidas, viéndose desanimados. Se veían tan miserables, que casi sentí lástima por ellos.
-Mataría por una cámara en este momento-, dijo Christian
-Eso no es gracioso-, le dije, yendo hacia el grupo. Dentro de mí di, suspiré de alivio. El grupo claramente no había encontrado ningún Strigoi, estaban sanos y salvos y podíamos regresar sin meternos en más problemas.
Ellos no nos vieron hasta que estuvimos a su lado. Eddie levantó su rostro.- Rose? ¿Qué estás haciendo aquí?
-¿Estáis locos?- les grité. Algunas personas nos miraron sorprendidos. -¿Sabéis en cuántos problemas os habéis metido? ¿En cuantos problemas nos habéis metido?
- ¿Cómo nos habéis encontrado? Dijo Mason con nerviosismo, mientas miraba alrededor.
- No sois especialmente unos genios del crimen- le dije a el -la informante en la estación de autobuses nos dio la información y por supuesto sabíamos de tu inútil búsqueda de Strigoi".
La mirada de Mason me reveló que él todavía no estaba totalmente feliz conmigo. Sin embargo fue Mia la que respondió.
-No es inútil.
-Oh? - Exclamé. -¿A cuantos Strigoi mataste? ¿Encontrasteis alguno?
-No-, admitió Eddie.
-Bien-, les dije.-Tuvisteis suerte.
-¿Por qué estás tan en contra de matar Strigoi?- preguntó Mia acaloradamente. -¿No es eso para lo que te entrenas?
-Entreno para las misiones, no para caprichos infantiles como este.
-No es infantil,- gritó ella.-Mataron a mi madre. Y los guardianes no están haciendo nada. Hasta su información está equivocada. No hay ningún Strigoi en los túneles. Probablemente no hay ninguno en toda la ciudad.
Christian se vio impresionado - ¿Encontrasteis los túneles?
-Sí,- dijo Eddie. -Pero como ella dice, fueron inútiles.
-Deberíamos verlos antes de irnos, - me dijo Christian. –sería fantástico y si la información no es correcta, no hay peligro.
-No,- se quedaron sorprendidos. -Nos vamos a casa. Ahora.
Mason se veía cansado. - Vamos a buscar en la ciudad de nuevo. Incluso tu no puedes hacernos volver, Rose.
-No, pero los guardianes si en cuanto los llame y les diga que estas aquí.
Llamadle chantaje o ser una chivata; el efecto es el mismo. Los tres me miraban como si acabase de golpearles a la vez.
-Realmente harías eso?- preguntó Mason. – Nos venderías de esa forma?
Me frote los ojos, preguntándome por qué estaba tratando desesperadamente de ser la voz de la razón. ¿Dónde estaba la chica que había escapado de la escuela? Mason tenía razón. Había cambiado.
-No se trata de entregaros. Es sobre manteneros con vida.
-¿Crees que estamos indefensos?-preguntó Mia. -¿Crees que nos podrían matar rápidamente?
-Sí-, le dije. -A menos que hayas encontrado alguna manera de utilizar el agua como un arma.
Ella bajo la mirada y no dijo nada.
-Hemos traído estacas de plata-, dijo Eddie.
Fantástico, seguro las habían robado. Miré a Mason, implorando.
-Mason. Por favor, termina con esto. Regresemos.
Me miró durante mucho tiempo. Por último, suspiró. -Vale.
Eddie y Mia estaban atónitos, pero Mason había asumido el rol del liderazgo entre ellos, y no tenían la iniciativa de ir sin él. Mia no parecía llevarlo muy bien, y me sentí mal por ella. Ella apenas había tenido tiempo para estar de duelo por madre, simplemente había saltado a esta aventura como una forma de lidiar con el dolor. Y tendría mucho con lo que lidiar cuando regresásemos.
Christian estaba aun emocionado por la idea de los túneles. Teniendo en cuenta que pasaba todo su tiempo en un ático, yo no debería haberme sorprendido.
-Vi los horarios - me dijo. - Tenemos tiempo antes del próximo autobús.
-No podemos ir a la guarida de los Strigoi-, dije, mientras caminaba hacia la entrada del centro comercial.
-No hay Strigoi allí-, dijo Mason. -En serio recorrimos todos los túneles y no había ninguna señal de algo raro. Realmente pienso que la información que tienen los guardianes está equivocada.
-Rose-, dijo Christian, -vamos hacer algo divertido de esto.
Todos me miraron. Me sentí como una madre que no quería comprarles dulces a sus hijos.
-Bueno, vale. Pero solo una ojeada.
Los otros, nos guiaron a Christian y a mi, al lado opuesto del centro comercial, haciéndonos pasar por una puerta que solo era para personal autorizado. Esquivamos a un par de vigilantes, después pasamos por otra puerta y bajamos por unas escaleras de caracol. Tuve una breve sensación de déjà vu, recordando como descendíamos las escaleras para la fiesta privada de Adrian. Salvo que estas escaleras estaban sucias y tenían un olor realmente horrible.
Llegamos a la parte inferior. No era tanto como un túnel, más bien era un estrecho corredor, rodeado de basura y cemento con unas feas luces fluorescentes que se encontraban esporádicamente a lo largo del pasillo. El pasillo continuaba y giraba a la derecha. Cajas para la limpieza y repuestos eléctricos estaban amontonados en el suelo.
-¿Ves?- dijo Mason. - Aburrido.
Apunté para la otra dirección. - ¿Qué hay allí?
-Nada-, suspiró Mia. -Te lo mostraremos.
Fuimos hacia la derecha y encontramos más de lo mismo. Estaba empezando a pensar que tenían razón, cuando pasamos frente a una escritura en negro grabada en una de las paredes. Me detuve y lo observé. Era una lista de letras.
D
B
C
O
T
D
V
L
D
Z
S
I
Algunas habían sido marcadas con una X, al lado, pero la mayor parte de la lista era incoherente. Mia notó lo que estaba mirando.
-Probablemente sea algo de los vigilantes.
-Probablemente,-le dije, todavía estudiando el listado. Los demás estaban inquietos, sin entender mi fascinación por las letras. Yo tampoco la entendía, pero algo me hacia observarla.
Entonces lo comprendí.
B para Badica, Z para Zeklos, I para Ivashkov...
Comprendí que la primera letra de cada nombre de la familia real estaba allí, solo conocía tres nombres, pero sobre la base del orden, se entendía claramente que estaba ordenado por el tamaño de las familias-Dragomir, Badica, Conta-y así sucesivamente hasta llegar al gigante clan de los Ivashkov. No entendía los trazos y las líneas al lado de las letras, pero si noté que dos tenían una X: Badica y Drozdov.
Me alejé de la pared. -Tenemos que salir de aquí- mi propia voz me asustó-, Ahora.
Me miraron sorprendidos – Por qué? - Preguntó Eddie – Qué está sucediendo?
-Os lo cuento más tarde. Sólo tenemos que irnos ya.
Mason señaló hacia delante. – Por ahí saldremos unos cuantos kilómetros mas adelante, cerca de la estación.
Miré a la oscuridad desconocida. - No, - dije. – Vamos por donde hemos venido.
Todos ellos me miraban como si estuviera loca, pero no hicieron ninguna pregunta. Cuando finalmente salimos por la parte frontal del centro comercial, suspiré de alivio al ver que el sol aún estaba en el cielo, aunque se estuviese ocultando en el y lanzando luces naranjas y rojas contra los edificios. Esa luz sería suficiente para volver a la estación de autobuses antes de que nos encontrásemos con los Strigoi.
Y ahora sabía que realmente había Strigoi en Spokane. La información que me había dado Dimitri era correcta. No sabía aun lo que significaba la lista, pero estaba relacionado con toda seguridad con los ataques. Tenía que contárselo a los guardianes de inmediato, y desde luego no podía decirles a los demás lo que había descubierto, hasta que estuvieran sanos y salvos en el hotel. Mason probablemente regresaría a los túneles si se lo contaba.
La mayor parte de nuestra caminata de vuelta a la estación procedió en silencio. Creo que mi estado de ánimo se extendió a los demás. Incluso Christian parecía haberse quedado sin comentarios. En mi interior, mis emociones giraban, oscilando entre la ira y la culpa, mientras evaluaba mi papel dentro de todo esto.
Delante de mí, Eddie dejó de caminar, y casi tropiezo con él. Él miró a su alrededor.- ¿Dónde estamos?
Saliendo de mis propios pensamientos, miré alrededor. No recordaba estos edificios.
- Maldita sea-, exclamé. -¿Estamos perdidos? Alguno se estaba fijando por donde íbamos?
Era una pregunta injusta ya que claramente yo tampoco había prestado atención, pero mi temperamento había superado a la razón. Mason me estudió durante unos segundos, a continuación, señaló hacia una calle estrecha y dijo: – Por aquí.
No creía que fuésemos por el camino correcto, pero no tenía ninguna idea mejor. Tampoco quería empezar a discutir.
No habíamos ido muy lejos cuando oí el sonido de un motor y los chirridos de neumáticos. Mia caminaba por en medio de la carretera, y mi instinto protector hizo que la cogiese y la atrajese a las sobras de un edificio. Los chicos habían hecho lo mismo.
Un gran vehículo, de color verde con cristales tintados giró en la esquina dirigiéndose hacia nosotros. Nos arrimamos contra la pared esperando a que pasase.
Pero no pasó.
El vehículo, se detuvo justo en frente de nosotros, y las puertas se abrieron. Tres tipos grandes se bajaron, y una vez más, mi instinto me advirtió. No sabia quiénes eran o qué querían, pero claramente no eran amistosos. Y eso era todo lo que necesitaba saber.
Uno de ellos se acercó a Christian, y lo golpeé, dándole un puñetazo. El tipo no se asustó, peros estaba sorprendido de mi fuerza. Probablemente no esperaba que alguien tan pequeño como yo fuese una amenaza. Ignorando a Christian, se movió en mi dirección. En mi visión periférica, observe como Mason y Eddie se encargaban de los otros dos. Mason estaba usando la estaca de plata que había robado. Mia y Christian se encontraban congelados de miedo.
Nuestros atacantes confiaban mucho en su número. Ellos no tenían idea de nuestros conocimientos de las técnicas ofensivas y defensivas. Además, eran humanos, y nosotros contábamos con nuestra fuerza de dhampirs. Lamentablemente, también teníamos la desventaja de estar acorralados contra la pared y no teníamos a donde retroceder. Y más importante, teníamos algo que perder: Mia y Christian.
El tipo que se estaba enfrentando con Mason pareció darse cuenta de eso. Se alejó de el y agarró a Mia. Apenas vi su arma antes de que la pusiera contra su cuello. Alejándome de mi adversario, le grité a Eddie que se detuviera. Habíamos sido entrenados para responder de inmediato a aquel tipo de orden. El detuvo su ataque y se me quedó mirando. Cuando vio a Mia su rostro se puso pálido.
Yo no quería hacer otra cosa que no fuese seguir pateándoles el culo a estos hombres, pero no podía arriesgarme a que aquel tipo hiciese daño a Mia. El también lo sabía. No precisó hacer una amenaza. Era humano, pero sabía lo suficiente sobre nosotros como para saber que teníamos que proteger a los Moroi. Los principiantes teníamos nuestra propia oración. Nosotros no importamos.
Todos se detuvieron y nos miraron a el y a mí, aparentemente éramos los líderes:-¿Qué quieres? – le pregunté fríamente.
El tipo presionó su arma más cerca del cuello de Mia, y ella gimoteó. Después de toda su conversación sobre la lucha, resultaba irónico su miedo. Ella era más pequeña que yo y no tan fuerte. Y estaba demasiado aterrorizada para moverse.
El hombre inclinó la cabeza hacia la puerta abierta de la camioneta - Quiero que entres. Y no intentes nada. Haces algo y ella muere.
Miré hacia Mia, luego a la camioneta y después en mis amigos, y después otra vez al tipo. Mierda

capitulo17

Capítulo 17.


-¿Qué crees que estás haciendo?- ella demandó. Su voz estaba en un tono muy alto.
-Nada, yo...
-Discúlpenos, Lord Ivashkov-gruñó. Luego, como cuando tenía 5 años, me agarró del brazo y me tironeó fuera de la habitación. El champagne saltaba fuera de mi copa y salpicaba mi vestido.
-¿Qué crees que estás haciendo? –exclamé una vez fuera en el hall. Apenada miré mi vestido. –Esto es seda, puedes haberla arruinado.
Agarró la copa y la dejó en la mesa más cercana. –Bien, tal vez eso te impida vestirte como una zorra barata.
-Wow- dije shockeada -Eso es un poco duro. ¿Y cuándo te volviste tan maternalmente preocupada de repente?-gesticulé hacia el vestido. –Esto no es exactamente barato y pensabas que Tasha había sido amable al regalármelo.
- Eso es porque no esperaba que lo usaras para salir con un Moroi y hacer todo un espectáculo de vos misma.
-Yo no estoy haciendo un espectáculo de mí. Y sin embargo, lo cubre todo.
-Un vestido que marque demasiado es como si lo mostrara todo-respondió. Ella, obviamente, llevaba puesta su ropa negra de guardián: pantalones negros de lino y una chaqueta haciendo juego. Tenía sus propias curvas, pero su ropa las escondía.
-Especialmente cuando estás con un grupo como ese, tu cuerpo...llama la atención y coquetear con un Moroi no ayuda realmente.
-No estaba coqueteando con él.
La acusación me hizo enojar, sentía que me estaba comportando muy bien últimamente.
Solía coquetear todo el tiempo— y otras cosas — con chicos Moroi, pero después de unas charlas y de un incidente embarazoso con Dimitri, me di cuenta cuán estúpida estaba siendo. Las chicas Dhampir tenían que tener cuidado con los chicos Moroi y ahora mantenía eso en mi mente todo el tiempo.
Se me ocurrió algo mezquino. –Además- dije burlonamente- no es eso lo que se supone que debo hacer? Enganchar a un Moroi y avanzar en mi carrera? No fue eso lo que tu hiciste?
ella se ruborizó- No cuando tenía tu edad.
-Tu eras solo unos años mayor que yo.
-No hagas nada estúpido, Rose-dijo-Eres muy joven para tener un bebé. No tienes la experiencia de vida para eso—ni siquiera has vivido tu propia vida. No podrás hacer el tipo de trabajo que deseas.
Gemí, mortificada-Estamos realmente discutiendo esto? ¿Cómo llegamos del supuesto coqueteo a tener un bebé? No estoy teniendo sexo con él ni con nadie más y aunque lo estuviera, sé del control de la natalidad. ¿Por qué estás hablándome como si fuera una niña?
-Porque actúas como una-era exactamente lo que me había dicho Dimitri. La miré furiosa- entonces ahora me vas a mandar a mi habitación?
-No, Rose- de repente pareció muy cansada.-No tienes que irte a tu habitación, pero tampoco vuelvas ahí. Por suerte no llamaste demasiado la atención.
-Lo haces sonar como si hubiera estado haciendo un striptease-Le dije.-Solo estaba cenando con Lissa.
-Te sorprendería que cosas pueden hacer surgir rumores. -Me advirtió-Especialmente con Adrián Ivashkov.
Con eso ella dio la vuelta y se fue del hall. Mirándola sentí furia y resentimiento quemándome dentro. Reaccionar exageradamente? No había hecho nada malo. Yo sabía que tenía su gran paranoia de sangre-zorra, pero esto ya era extremo, incluso para ella.
Lo peor de todo, me arrastró fuera de ahí y mucha gente fue testigo de eso. Para alguien que supuestamente no quería que llamara la atención, parecía que se había salteado esa parte. Una pareja Moroi que estaban parados cerca de donde estábamos Adrián y yo, salieron fuera de la habitación, miraron hacia donde estaba y luego susurraron algo al pasar.
-Gracias mamá-murmuré para mi misma. Humillada, me marché en la dirección opuesta, no muy segura de hacia donde me dirigía. Me marché fuera, hacia la parte de atrás de los alojamientos, fuera de cualquier actividad. El hall terminaba, pero a la izquierda había una puerta que llevaba hacia unas escaleras. La puerta estaba cerrada, así que seguí las escaleras hacia arriba, hacia otra puerta. A mi placer, abría hacia una pequeña azotea que no parecía tener mucho uso.
Un manto de nieve descansaba por todo el lugar, pero era temprano en la mañana fuera de ahí, y el sol brillaba fuertemente, haciendo que todo resplandeciera. Sacudí la nieve de una gran caja que parecía ser parte del sistema de ventilación. Distraída de mi vestido, me senté en ella. enrollando los brazos a mi alrededor, miré, tomando la vista el sol que raramente disfrutaba.
Me sobresalté cuando la puerta se abrió unos minutos más tarde. Cuando miré hacia atrás, más me sobresalté al ver a Dimitri. Mi corazón dio una vibración pequeña, pero la alejé, insegura de lo que pensar. Sus botas resonaban en la nieve mientras caminaba hacia donde estaba sentada. Un momento después se sacó su largo abrigo y lo dejó caer sobre mis hombros.
Se sentó a mi lado.-Te debes estar congelando.
Lo estaba, pero no quería admitirlo. –El sol salió.
Volteó su cabeza hacia atrás, mirando el perfecto cielo azul. Sabía que extrañaba el sol algunas veces tanto como yo.
-Sí, lo hizo, pero seguimos en una montaña en el medio del invierno.
No contesté. Nos sentamos allí en un confortable silencio por un rato. Ocasionalmente, un ligero viento soplaba nubes de nieve alrededor. Era de noche para los Moroi y debíamos irnos pronto a la cama, así que las pistas de ski estaban vacías.
-Mi vida es un desastre.-dije finalmente.
-No lo es.-dijo automáticamente.
-Me seguiste desde la fiesta?
-Sí.
-Ni siquiera sabía que estabas allí.-Su ropa oscura indicaba que él debía haber estado como guardia de seguridad en la fiesta.
-Así que viste a la ilustrada Janine causar una conmoción arrastrándome fuera.
-No fue una conmoción. Casi nadie lo notó. Lo vi porque estaba mirándote.
Me negué a permitirme excitarme por eso.
-Eso no fue lo que ella dijo.- le dije. -Podría haber estado trabajando en una esquina por lo que a ella le concierne.
Reviví la conversación del pasillo.
-Ella solo está preocupada por ti.- Dimitri dijo cuando terminé.
-Exageró todo.
-Algunas veces las madres son sobre protectoras.
Lo miré.-Si, pero esta es MI madre. No lo ve como algo protector, realmente. Pienso que estaba más preocupada por si la avergonzaba o algo. Y todo eso de convertirme en -una -madre-demasiado-joven fue una estupidez. No voy a hacer nada de eso.

-Tal vez ella no estaba hablando de ti.-dijo.
Más silencio, mi mandíbula se salió de su lugar.
No tienes la experiencia para eso—ni siquiera has vivido tu propia vida. No vas a poder realizar el trabajo que desees. Mi mamá tenía veinte cuando nací. Siempre me pareció mayor de lo que realmente era. Pero ahora...era tan solo unos años menos para mi. No mayor del todo. Pensaría ella que me tuvo muy pronto? Habría hecho algún trabajo vergonzoso para criarme, solamente porque no tenía uno mejor en ese momento? Lamentaría ella la manera en que se habían convertido las cosas entre nosotras? Era posible que haya tenido una mala experiencia con un hombre Moroi y las personas habrían divulgado rumores sobre ella? Habría heredado todas sus características. Quiero decir, noté que tenía una buena figura y una linda cara también, para tener unos casi cuarenta años de edad, probablemente ella habría sido muy, muy apuesta cuando era más joven...
Suspiré. No quería pensar sobre eso. Si lo hacía, tendría que revaluar mi relación con ella
—tal vez hasta reconocer a mi madre como una persona real—y ya tenía suficientes relaciones complicadas.

Lissa siempre me preocupaba, hasta cuando parecía estar bien para un cambio. Mi casi-romance con Mason era un caos. Después, por supuesto, estaba Dimitri...
-No estamos peleando en este momento.-solté de repente.
Me miró de reojo.-Quieres pelear?
-No. Odio pelear contigo. Verbalmente claro. No me molesta pelear en el gimnasio.
Creí haber detectado el rastro de una sonrisa. Siempre una media-sonrisa para mí. Raramente una entera.- No me gusta pelear contigo tampoco.
Sentada a su lado me maravillé de la calidez y las emociones felices que emanaban dentro de mí. Había algo al estar cerca de él, que se sentía bien, me conmovía de alguna manera. Mason no lo hacía. Me di cuenta que no se puede forzar el amor. Está ahí o no lo está. Si no lo está, tenéis que ser capaz de admitirlo y si lo está, tenéis que hacer cualquier cosa para proteger a la persona que amas.
Las próximas palabras que surgieron de mi boca me asombraron, ambas porque no eran para nada egoístas y porque realmente las quería decir.
-Debes aceptarla.
Se encogió.-Lo qué?
-La oferta de Tasha. Realmente es una gran chance.
Recordé las palabras de mi mamá sobre estar lista para tener hijos. No lo estaba. Tal vez ella no lo había estado, pero Tasha sí. Y yo sabía que Dimitri también. Ellos se llevaban muy bien, él podía ser su guardián, tener hijos con ella...sería un buen trato para ambos.

-Nunca esperé que me dijeras algo como eso.-me dijo, con la voz tirante.-Especialmente después de—
-Lo perra que he sido? Claro.-apreté fuertemente su abrigo para protegerme del frío. Olía como él. Era intoxicante, y podía imaginarme envuelta en su abrazo. Adrián podría haber tenido razón en lo del poder de la esencia.-Bueno como dije, no quiero pelear más. No quiero que nos odiemos. Y...bueno...-cerré los ojos y los apreté para luego abrirlos.-No importa como me sienta sobre nosotros...quiero que seas feliz.
Silencio nuevamente. Luego noté que me dolía el pecho. Dimitri extendió su brazo y me rodeó. Me llevó contra él, y descansé mi cabeza en su pecho.
-Roza.-fue todo lo que él dijo.
Fue la primera vez que realmente me tocaba desde la noche de lujuria. El cuarto de práctica era totalmente diferente... más salvaje. Esto ni siquiera era sobre sexo. Era sobre estar cerca de alguien que te importaba, sobre las emociones inundándote. Dimitri podría correr con Tasha, pero todavía lo amaría. Probablemente siempre lo hiciera. Mason me importaba, pero nunca lo amaría. Suspiré sobre Dimitri, deseando poder estar así para siempre. Se sentía bien estar con él. Y no importaba cuanto me doliera el pensamiento de él y Tasha, hacer lo que era mejor para él se sentía bien.
Ahora, sabía, era tiempo de dejar de ser una cobarde y hacer algo bien otra vez.
Mason dijo que necesitaba aprender algo sobre mi misma, lo hice. Sin ganas, me aparté y le entregué el abrigo a Dimitri, me paré. Él me miró curiosamente y se dio cuenta de mi inquietud.
-A dónde vas?.-preguntó.
-A romperle el corazón a alguien.-le respondí. Admiré a Dimitri por un latido de corazón más—sus oscuros, sabios ojos y su sedoso pelo. Entonces me fui de la azotea, debía disculparme con Mason... y decirle que nunca había habido nada entre nosotros.


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capitulo 16

Capítulo 16.

Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.


El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.



Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.

Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —Enfadada— se acercó.

capitulo 15

Capítulo 15.

Estuve tratando de pintar las uñas de los dedos de los pies en la mañana - que no es fácil con una resaca tan grande - cuando oí un golpe en la puerta. Lissa se había ido cuando me desperté, así que me moví a través de la habitación, intentando no arruinar el esmalte húmedo. Al abrir la puerta, vi un empleado del hotel con una caja grande en sus brazos. La movió con cuidado para poder echar un vistazo alrededor y, a continuación, mirarme.
"Estoy buscando a Rose Hathaway."
"Soy yo".
Cogí la caja. Era grande, pero no demasiado pesada. Con un rápido gracias, cerré la puerta preguntándome si debería haberle dado una propina. Oh bueno.
Me senté en el suelo con la caja. No tenía marcas y estaba sellada con cinta adhesiva. Encontré una pluma y perforé la cinta. Cuando corte lo suficiente, abrí la caja y espié dentro.
Estaba llena de perfume.
Había por lo menos 30 frascos de perfume. Conocía algunos, otros no. Iban desde el irreparablemente caro, calibre de una estrella de cine, a los más baratos, los que podías encontrar en las farmacias. Eternity. Angel. Vanilla Fields. Jade Blossom. Michael Kors. Poison. Hypnotic Poison. Pure Poison. Happy. Light Blue. Jõvan Musk. Pink Sugar. Vera Wang. Uno a uno, cogí las cajas, leí la descripción y, a continuación, la abrí y olí los perfumes.
Estaba en la mitad cuando la realidad me golpeó. Debía de ser Adrian.
No sabía cómo había conseguido que todos los perfumes se entregasen en el hotel en un período de tiempo tan corto, pero el dinero puede hacer que casi todo sea posible. Aun así, no necesitaba las atenciones de un Moroi rico y mimado, que aparentemente no había entendido mis señales. Arrepentidamente, comencé a colocar los perfúmense en las caja, y entonces paré. Por supuesto que se los devolvería... pero no había nada de malo en olerlos todos antes de llevárselos.
Una vez más, empecé a sacar frasco por frasco. Algunos solamente los olí la tapa, otros los eché al aire. Serendipity. Dolce & Gabbana. Shalimar. Daisy. Olor tras olor me inundaban: rosa, violeta, sándalo, naranja, vainilla, orquídea...
Cuando terminé, mi nariz apenas funcionaba. Todos estos estaban diseñados para los seres humanos. Tenían un olfato más débil que el de los vampiros y el de los dhampir, por eso los olores eran fuertes. Si todos estos frascos me estaban dejando tonta, solo me podía imaginar lo que un Moroi podía sentir. La sobrecarga de olores no me estaba ayudando con el dolor de cabeza con el que me había levantado.
Volvía a guardar los perfumes, deteniéndose sólo cuando llegué a un que realmente me había gustado. Dudé, mientras sujetaba la pequeña caja en la mano. Entonces, cogí el frasco rojo y lo olí de nuevo. Era una fragancia clara y dulce. Era algún tipo de fruta – pero no era una fruta azucarada. Busqué en mi cerebro un olor que había sentido en la habitación de una chica que conocía de mi dormitorio. Ella me había dicho el nombre. Era como la cereza... pero más refinado. Grosella, eso era. Y aquí estaba en este perfume, mezclada con algunos olores florales: lirio de valle y otros que no pude identificar. Dependiendo de la marca, algo en su olor me llamó la atención. Era dulce - pero no demasiado dulce. Giré la caja, buscando el nombre. Amor Amor.
"Apropiado", murmuré, viendo cuantos problemas parecía tener últimamente. Me quedé el perfume y re-empaqueté el resto.
Colocándola entre los brazos, la llevé a la recepción y conseguí cinta para cerrarla. También conseguí averiguar cual era la habitación de Adrian. Al parecer, los Ivashkov prácticamente tenían su propia ala. No estaba muy lejos de la habitación de Tasha.
Sintiéndome como la chica del correo, caminé por el pasillo y me detuve delante de su puerta. Antes de poder llamar a la puerta, se abrió, y Adrian estaba delante de mí. El parecía tan sorprendido como yo.
"Pequeña dhampir", dijo cordialmente. "No esperaba verte aquí".
"Vine para devolverte esto” le entregué la caja antes de que pudiera protestar. Torpemente, el la cogió, aunque se veía como si lo hubiese estado esperando. Cuando la agarró bien, dio unos pasos hacia atrás y la puso en el suelo.
"No te ha gustado ninguno?", Preguntó. "¿Quieres que consiga más?"
"No me mandes mas regalos".
"No es un regalo. Es un servicio público. ¿Qué mujer no posee un perfume?
"No lo vuelvas a hacer", le dije con firmeza.
De repente, detrás de nosotros una voz preguntó: "Rose? ¿Eres tú? "
Miré atrás. Lissa.
"¿Qué estás haciendo aquí?"
Entre mi dolor de cabeza y que había asumido que estaría con Christian, la había bloqueado todo lo posible esta mañana. Normalmente sabría que ella estaría en la habitación al acercarme. Desbloqueé mi mente, dejando que sus sentimientos entrasen en mí. Ella no esperaba que yo apareciese aquí.
"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó ella.
"Señoras, señoras", dijo él provocando. "No hay necesidad de luchar por mí."
Lo miré irritada. "No estamos peleando. Sólo quiero saber lo que está ocurriendo aquí".
Sentí un olor de aftershave detrás de mi y, a continuación, oí una voz: "Yo también".
Di un salto. Girándome, vi a Dimitri parado en el pasillo. No tenía ni idea de lo que el estaba haciendo en el ala de los Ivashkov.
De camino a la habitación de Tasha, me sugirió una voz dentro de mí.
Sin duda, Dimitri, siempre espera que yo me metiese en algún tipo de problema, pero creo que ver a Lissa lo pilló desprevenido. Pasó por delante de mí y entró en la habitación, mirándonos a los tres.
"Los chicos y chicas estudiantes no pueden entrar en las habitaciones de los demás".
Yo sabía que decir que Adrian no era técnicamente un estudiante no nos iría sacar del problema. No deberíamos estar en la habitación de un chico.
"Por qué sigues haciendo esto?" Le pregunté al Adrian, frustrada.
“Hacer qué? "
"Hacer que parezca que estamos haciendo algo malo”
Se rió. "Vosotras sois las que habéis venido aquí".
"No tendrías que haberlas dejado entrar", le reprendió Dimitri. "Sabes con certeza las normas de San Vladimir. "
Adrian se rió. "Sí, pero yo no tengo que seguir las estúpidas normas de ninguna escuela".
"Quizás no", dijo Dimitri fríamente. "Pero yo pensé que aún respetabas esas normas."
Adrian puso los ojos en blanco. "Me sorprende que tu me des un sermón sobre chicas menores de edad."
Vi la ira brillar en los ojos de Dimitri, y por un minuto, pensé haber visto aquella falta de control de la nosotros habíamos estada hablando una vez. Pero él permaneció controlado, y sólo sus puños apretados con fuerza demostraban lo enfadado que el estaba.
"Si quieres salir con muchachas más jóvenes, hazlo en las zonas públicas."
No me gustaba oír a Dimitri llamarnos "muchachas más jóvenes" y medio creí que el estaba exagerando. También sospeché que parte de la reacción que tuvo tenía que ver con el hecho de que yo estaba aquí.
Adrian se rió, una extraña risa que me hizo temblar. "Muchachas más jóvenes? Muchachas más jóvenes? Claro. Jóvenes y adultas al mismo tiempo. Ellas apenas vieron algo de la vida y, sin embargo, ellas ya vieron de más. Una marcada con vida, otro marcada por la muerte... pero son ellas por quienes te preocupas? Preocúpate por ti mismo, dhampir. Preocúpate por ti y por mí. Nosotros somos los jóvenes."
Solamente nos lo quedamos mirando. No creí que nadie se extrañase si Adrian hacía un repentino viaje a la ciudad de los locos.
Adrian estaba tranquilo y parecía perfectamente normal de nuevo. Se dio la vuelta y se dirigió a la ventana, mirándonos de forma casual mientras sacaba un cigarrillo.
"Probablemente deberíais iros. El tiene razón. Soy una mala influencia".
Intercambié una mirada con Lissa. Precipitadamente, salimos y seguimos a Dimitri por el pasillo.
"Eso fue... extraño", dije después de unos minutos. Estaba diciendo lo obvio, pero, bueno, alguien necesita hacerlo.
"Mucho", dijo Dimitri. No sonaba ni sorprendido ni enojado.
Cuando llegamos al vestíbulo, comencé a seguir a Lissa de regreso a nuestra habitación, pero Dimitri me llamó.
"Rose", dijo. "¿Puedo hablar contigo?"
Sentí una onda de solidaridad viniendo de Lissa. Me giré hacia Dimitri y dio un paso hacia en el interior de una habitación, mientras dejaba pasar a una comitiva. Un grupo de Moroi pasó llenos de diamantes y pieles, con miradas ansiosas. Seguidos por los porteros. Las personas siguen marchándose buscando lugares más seguros. La paranoia con los Strigoi estaba lejos de terminar.
La voz de Dimitri centró mi atención de nuevo en el. "Él es Adrian Ivashkov", dijo el nombre de la forma en que todo el mundo lo hacia.
"Lo sé".
"Esta es la segunda vez que os veo juntos."
"Sí", respondí. "Salimos a veces."
Dimitri levantó una ceja, pero entonces echó una mirada a donde estábamos y dijo. "Pasas mucho tiempo en su habitación?"
Varias respuestas aparecieron en mi mente, y entonces una de oro tomó preferencia. “Lo que pasa entre el y yo no es de tu incumbencia." Usé un tono parecido al que él había usado cuando hice un comentario similar acerca de él y Tasha.
"De hecho, mientras asistas a la Academia, es de mi incumbencia."
"Mi vida personal no. No tienes ningún derecho a opinar sobre ella. "
"Todavía no eras una persona adulta."
"Casi. Además, no es como si por arte de magia madurase cuando cumpla los 18”.
"Obviamente", dijo.
Me ruboricé. "No es eso lo que quise decir. Lo que quise decir -"
"Sé lo que quieres decir. Y los detalles técnicos no importan ahora. Eres una estudiante de la Academia. Y yo soy tu instructor. Es mi trabajo ayudarte y mantenerte segura. Estar en la habitación con alguien como él... bueno, no es seguro. "
"Puedo tratar con Adrian Ivashkov," murmuré. "El es extraño - realmente extraño, aparentemente - pero inofensivo. "
Secretamente me preguntaba si el problema de Dimitri con él era que estaba celoso. El no había llamado a Lissa para gritarle. La idea me dejó un poco feliz, pero entonces me acordé de mi curiosidad por saber por qué Dimitri estaba en esa zona.
"Hablando de la vida personal... supongo que estabas visitando a Tasha, ¿eh?"
Sabía que era un golpe bajo, y se espera un "no te importa." En cambio, él respondió: "En realidad, estaba visitando a tu madre".
"También vas a estar con ella?" Por supuesto, sabía que no era así, pero la oportunidad de soltarlo era demasiado buena.
El también parecía saberlo y sólo me dio una mirada cansada. "No, estábamos comentando algunos datos nuevos sobre el ataque de los Strigoi a los Drozdov.”
Mi enojo e ironía desaparecieron. Los Drozdovs. Los Badica. De repente, todo lo que había ocurrido esta mañana parecía trivial. ¿Cómo podía estar aquí discutiendo romances que pueden estar sucediendo o no con Dimitri cuando él y otros guardianes estaban intentando protegernos?
"Que averiguasteis?" Le pregunté silenciosamente.
"Conseguimos rastrear algunos Strigoi", dijo. "O al menos a los humanos que están con ellos. Hubo testigos que vivían cerca que vieron algunos automóviles que el grupo utilizó. Las matriculas eran todas de diferentes estados - el grupo parece estar dividido, probablemente para obstaculizarnos. Pero uno de los testigos tomó el número de una. Está registrada en Spokane. "
"Spokane?" Le pregunté incrédula. "Spokane, Washington? ¿Quién hace de Spokane un lugar para ocultarse?" Había estado allí una vez. Era tan aburrido que cualquier otra ciudad con bosques.
"Strigoi, al parecer", dijo, sin expresión. "La dirección es falsa, pero otras pruebas demuestran que ellos estuvieron allí. Hay un centro comercial con túneles subterráneos. Los Strigoi fueron vistos por la zona. "
"Entonces..." fruncí el ceño. "Vais a ir detrás de ellos? Va alguien? Quiero decir, eso es lo que Tasha ha estado diciendo todo el tiempo... si sabemos donde están entonces... "
Negó con la cabeza. "Los guardianes no podemos hacer nada sin permiso de los superiores. Y eso no sucederá pronto. "
Suspiré. "Por qué los Moroi hablan mucho."
"Por que están siendo cuidadosos," dijo.
"Vamos. Ni tan siquiera tú puedes querer ser tan cuidadoso. Sabes dónde están ocultos los Strigoi. Strigoi que masacran niños. No quieres ir tras ellos cuando menos se lo esperan?" Ahora sonaba como Mason.
"No es tan fácil", dijo. "Respondemos ante el Consejo de Guardianes y el gobierno Moroi. No podemos huir y actuar impulsivamente. Y de todos modos, todavía no sabemos todo. Nunca debes actuar sin conocer todos los detalles. "
"Lecciones de la vida zen, de nuevo" Suspiré. Me llevé una mano al pelo, colocándomelo por detrás de las orejas. "Porque me lo contaste? Es cosa de guardianes. No es algo en donde los principiantes se meten".
Consideró las palabras, y su expresión se suavizó. Él siempre se veía increíble, pero me gustaba más de esa manera. "Te dije algunas cosas... el otro día y hoy... que no debería. Insulté tu edad. Tienes 17 años... pero eres capaz de manejar y procesar situaciones, que gente más mayor que tú no puede. "
Mi pecho se puso más ligero y más agitado. "¿En serio?"
Asintió. "Aún es bastante joven en muchos sentidos - y actúas como una - pero la única forma de cambiar eso es tratándote como una adulta. Tengo que hacerlo. Sé que entenderás lo importante que es esta información y que no se lo contarás a nadie."
No me gustó que me dijese que actuaba como una niña, pero si me gustó la idea de que el pudiese hablar conmigo como una igual.
"Dimka," dijo una voz. Tasha Ozera caminó hasta nosotros. Ella sonrió cuando me vio. "Hola, Rose."
Ahí se esfumó mi buen humor. "Ey", le dije.
Puso una mano sobre el brazo de Dimitri, deslizando los dedos sobre el cuero de su chaqueta. Miré los dedos con rabia. Como se atreve a tocarlo?
"Tienes esa mirada," dijo ella.
"¿Qué mirada?", Preguntó. La mirada severa que el usaba conmigo desapareció. Había un pequeña, inteligente sonrisa en sus labios. Casi divertida.
"Esa que dice que estarás de servicio hoy."
"De verdad?, tengo esa mirada?" Había un tono provocativo en su voz.
Ella asintió. "Cuando termina tu turno técnicamente?"
Dimitri parecía realmente - lo juro - avergonzado. "Hace una hora."
"No puedes seguir haciendo esto," gimió ella. "Necesitas un descanso."
"Bueno... si consideras que soy siempre el guardián de Lissa... "
"Por ahora", dijo deliberadamente. Me sentía más enfadada de lo que me había sentido ayer. "Hay un gran torneo de billar arriba".
"No puedo", dijo, pero su sonrisa todavía estaba en su rostro. "Además hace mucho tiempo que no juego... "
¿Qué -? Dimitri jugaba al billar?
De repente, no importa lo que habíamos estado hablando sobre tratarme como una adulta. Una pequeña parte de mí sabía que se trataba de un elogio - pero el resto quería que me tratase como a Tasha. Divertido. Provocativo. Casual. Eran tan íntimos y estaban completamente relajados.
"Vamos, venga," le suplicó. "Sólo una ronda! Podemos ganarles a todos".
"No puedo", repitió. Sonaba arrepentido. "No con todo lo que está ocurriendo".
Ella se tranquilizó un poco. "No. Supongo que no." Mirándome, dijo bromeando. "Espero que sepas que buen modelo de comportamiento tienes aquí. Nunca deja el deber. "
"Bueno", dije, copiando el tono alegre de ella, "por ahora, al menos."
Tasha parecía sorprendida. No creo que pensase que me reiría de ella. La mirada de Dimitri me dijo que sabía exactamente lo que estaba haciendo. Me di cuenta inmediatamente que acababa de matar cualquier progreso que habíamos hecho.
"Terminamos aquí, Rose. Recuerda lo que te dije. "
"Sí", dije, girándome. De repente quería irme a mi habitación y relajarme un rato. Este día estaba resultando demasiando agotador. "Definitivamente."
No fui muy lejos cuando me encontré con Mason. Dios mío. Los chicos están por todos lados.
"Estás enfadada” dijo cuando me vio. De alguna forma siempre descubría mi estado de ánimo. "¿Qué pasó?"
"Algunos problemas con la autoridad... Ha sido una mañana algo extraña. "
Suspiré, incapaz de sacarme a Dimitri de la cabeza. Mirando a Mason, me acordé de lo convencida que estaba de querer estar en serio con el la noche pasada. Era algo importante. Cogí la mano de Mason, y nos alejamos.
"Vamos. No teníamos un trato de ir a un lugar... um, privado hoy?
"Creo que ya no estás borracha", bromeó. Pero sus ojos estaban muy, muy serios. E interesados. "Supongo que se te ha pasado todo."
"Oye, mantengo mi palabra, no importa como." Abriendo mi mente, busqué a Lissa. Ella no estaba en nuestra habitación. Ella se había ido a un evento de la realeza, sin duda estaba practicando para la gran cena de Priscilla Voda. "Ven", le dije a Mason. "Vamos a mi habitación".
Mientras que Mason y yo nos dirigíamos a la habitación, le conté lo que Dimitri me había dicho de los Strigoi de Spokane. Dimitri me había dicho que no se lo contase a nadie, pero estaba enfadada con él otra vez, y no vi ningún daño en contárselo a Mason. Y sabía que él se interesaría.
Había acertado. Mason se agitó.
"¿Qué?" Exclamó mientras entrábamos a la habitación. "No van a hacer nada?"
Suspiré y me senté en la cama. "Dimitri dice-"
"Lo sé... te he oído. Acerca de ser cuidadoso y todo lo demás". Mason caminó enojado por la habitación. "Pero si esos Strigoi van detrás de otros Moroi… otra familia... mierda! Van a desear no haber sido tan cuidadosos. "
"Olvídalo", le dije. Me estaba sintiendo medio enervada debido a que estar en la cama no era suficiente para detener los planes de su locura. "No hay nada que podamos hacer".
Dejó de caminar. "Podríamos ir".
"Ir a donde?" Le pregunté estúpidamente.
"A Spokane. Podemos coger un autobús en la ciudad".
"Yo... espera. ¿Quieres ir a Spokane y luchar con los Strigoi? "
"Claro. Eddie también iría... y nos acercaríamos al centro comercial Ellos no están organizados ni nada, entonces podríamos esperarlos y atraparlos uno por uno... "
Sólo podía mirarlo fijamente. "Desde cuando eres tan estúpido?"
"Oh, ya veo. Gracias por el voto de confianza".
"No es una cuestión de confianza", discutí, levantándome y acercándome a él. "Les patearías el culo. Lo sé. Sin embargo, ese... ese no es el camino. No podemos coger a Eddie e ir detrás de los Strigoi. Necesitamos más personas. Más planificación. Más información".
Puse mi mano sobre su pecho. ÉL colocó la de él por encima y sonrió. El fuego de la batalla aún estaba en sus ojos, pero pude ver que se mente estaba centrándose en preocupaciones más inmediatas. Como yo.
"No quería llamarte estúpido", le dije. "Lo siento".
"Estás diciendo eso ahora sólo porque quieres hacer las cosas a tu manera conmigo".
"Por supuesto que quiero," me reí, alegrándome de verlo relajado. La naturaleza de esta conversación me recordó un poco a Christian y a Lissa en la capilla.
"Bueno", dijo, "no creo que te resulte muy difícil aprovecharte de mi”
"Bien. Por qué hay muchas cosas que quiero hacer. "
Deslicé una mano por su cuello. Sentí su piel caliente debajo de mis dedos, y recordé cuánto me había gustado el beso de anoche.
De repente, de la nada, dijo, "Realmente eres su estudiante".
"¿De quién?"
"Belikov. Estaba pensando en eso cuando mencionaste que necesitábamos más información y todo lo demás. Actúas como el. Estás mas seria desde que comenzaste a andar con él. "
"No, no lo estoy."
Mason me estrechó más, pero ahora no me sentía tan romántica. Quería a olvidar a Dimitri por un tiempo, no tener una conversación sobre el. De donde había surgido? Mason debería distraerme.
Pero él no notó que algo fuese mal. "Solo has cambiado. No está mal... simplemente es diferente".
Algo de lo que había dicho me enfadó, pero antes de que pudiera responder, su boca estaba en la mía besándome. Razonablemente la discusión se disolvió. Un poco de mal genio comenzó a llenarme, pero simplemente canalicé aquella intensidad físicamente, cuando Mason y yo caímos uno encima del otro. Lo empujé hacia la cama, consiguiéndolo hacer sin detener el beso. Era capaz de hacer muchas cosas a la vez. Yo le clavaba mis uñas en la espalda mientras sus manos resbalaban por mi cuello y liberaban la cola de caballo que acababa de hacerme. Pasando sus dedos por el pelo suelto, llevó su boca más abajo y besó mi cuello.
"Eres... increíble ", dijo. Podía decir que hablaba en serio. Toda su cara brillaba de afecto por mí.
Me arqueé hacia arriba, dejando que sus labios se presionaran más fuertemente contra mi piel, mientras deslizaba sus manos por debajo de mi camiseta. Trazaron mi estómago, apenas tocando el borde de mi sujetador.
Considerando que apenas unos minutos atrás estábamos teniendo una discusión, me sorprendió ver que las cosas evolucionaban tan rápido. Honestamente... no me importó. Ese era la forma en la que yo vivía mi vida. Todo era siempre rápido e intenso para mí. La noche en que Dimitri y yo caímos víctimas del hechizo de lujuria de Victor Dashkov todo había sido una furiosa pasión. Sin embargo, Dimitri la había controlado, y nos lo habíamos tomado mas calmadamente... y a su propia manera eso había sido maravilloso. Pero la mayor parte del tiempo, no éramos capaces de manejarlo. Podía sentir todo eso de nuevo. Sus manos recorriendo mi cuerpo. Sus besos profundos y poderosos.
Fue entonces que me di cuenta de algo.
Estaba besando a Mason, pero en mi cabeza, estaba con Dimitri. Y no era como si simplemente lo estuviese recordando. Realmente me estaba imaginando que estaba con Dimitri - en este momento – reviviendo aquella noche de nuevo. Con los ojos cerrados, era fácil fingir.
Pero cuando abrí los ojos y vi los de Mason, sabía que el estaba conmigo. Que él me amaba y que me quería desde hace mucho tiempo. Hacer esto... estar con él y pretender que estaba con otro...
No era lo correcto.
Me alejé de él. "No... no".
Mason se detuvo de inmediato porque ese era el tipo de chico que él era.
"Mucho?", Preguntó. Asentí. "Muy bien. No tenemos por que hacerlo”
Se acercó de nuevo, pero yo me alejé. "No, yo simplemente no... no lo sé. Vamos a parar aquí, vale?
"Yo...", se quedó sin palabras por un momento. "¿Qué pasó con las "muchas cosas" que querías hacer? "
Si... se veía bastante mal, pero ¿qué podía decir? No puedo estar contigo porque cuando estoy, pienso en otro chico al que verdaderamente quiero. Tú eres sólo un sustituto.
Tragué, sintiéndome una idiota. "Lo siento mucho, Mase. Simplemente no puedo."
Se sentó y se pasó una mano por el pelo. "Ok. Está bien."
Pude escuchar la dureza en su voz. "Estás enfadado.
Él me miró, una tormenta en su rostro. "Estoy confundido. No consigo leer tus señales. Unas veces si, otras no. Dices que me quieres, pero dices que no quieres. Si te decidieras, sería fantástico, pero me estás haciendo pensar una cosa y, a continuación, y al final acabas yendo en una dirección completamente diferente. No sólo ahora, - todo el tiempo."
Era cierto. Había estado jugando con el. A veces coqueteaba con el, y otras veces lo ignoraba completamente.
"Hay algo que quieres que haga?" Me preguntó cuando no le dije nada. "Algo que... no se. Algo que te haría sentir mejor sobre mí? "
"No sé", le dije débilmente.
Él suspiró. "Entonces que es lo que quieres?"
Dimitri, pensé. En cambio, repetí. "No sé".
Con un gemido, se levantó y se dirigió a la puerta. "Rose, para alguien que dice que querer reunir toda la información posible, tienes mucho que aprender de ti misma. "
La puerta se cerró con un golpe. El ruido me hizo estremecerme, y me quedé mirando el lugar en el que Mason había estado, y me di cuenta de que tenía razón. Tenía mucho que aprender.

capitulo 14

Capítulo 14.

Dos chicos que no había visto nunca se estaban golpeando. Parecían tener unos 20 años, pero ninguno de ellos notó mi presencia. El que se había chocado conmigo, empujó al otro con fuerza, obligándolo a retroceder.
“¡Tienes miedo!” Decía el chico que estaba cerca de mí. Usaba un bañador verde, y la parte de atrás de su pelo estaba mojada. “Tienes miedo. Solo quieres quedarte en tu mansión y dejar que los guardianes hagan el trabajo sucio. ¿Qué harás cuando todos estén muertos? ¿Quien te protegerá entonces?
El otro chico se limpió la sangre de su rostro con el dorso de la mano, hasta que de pronto lo reconocí por sus mechas rubias. Era el Moroi de la realeza que le había gritado a Tasha que ella quería liderar a los Moroi en la batalla. Lo había llamado Andrew. El trató de golpear a su oponente pero falló, su técnica era un desastre. Entonces empezó a decir: “Esa es la forma más segura. Sigue a esa amante de los Strigoi y todos acabaremos muertos. Está intentando acabar con nosotros”
“Está tratando de salvarnos!”
“Está intentando que usemos magia negra”
La amante de Strigoi tenía que ser Tasha. El chico que no era de la realeza, fue la primera persona que no era de mi círculo que yo escuché hablar a favor de ella. Me pregunté cuantos más estaban de su lado. Andrew fue golpeado de nuevo, y mis instintos - o tal vez el golpe - me hizo entrar en acción.
Me sorprendí colocándome otra vez entre ellos, todavía estaba mareada y un poco inestable, si no hubieran estado tan cerca, probablemente me hubiese caído. Ellos se sorprendieron con mi presencia.
Andrew me grito “fuera de aquí”.
En ese momento pensé, que siendo chicos, eran más altos y más pesados que yo, pero yo era más fuerte que cualquiera de los dos. Esperando poder aprovecharme de eso, los agarré por el brazo y los acerqué a mí, y entonces los empujé con toda la fuerza que pude. Se tambalearon, ya que no esperaban mi fuerza y yo también.
El que no era de sangre real, me fulminó con la mirada, y dio un paso en mi dirección. Contaba que fuese uno de esos chicos chapados a la antigua, que nunca golpearía a una mujer. “¿que estas haciendo aquí?,” exclamó. Varias personas se habían reunido y estaban nos estaban viendo con emoción.
Le devolví la mirada furiosa “Estoy intentando impedir que seáis mas idiotas de lo que ya sois. ¿Quieres ayudar? Dejad de pelear entre si! Arrancándoos la cabeza mutuamente no va a ayudar a los Moroi a menos que estés intentando eliminar la estupidez de tus genes." Señalé a Andrew. "Tasha Ozera no está tratando de matarnos. Ella está intentando que dejéis de ser víctimas." Me giré hacia el otro chico. "Y sobre ti, tienes un largo camino a seguir si piensas que esta es la forma de hacerte escuchar. La magia -- especialmente la ofensiva - requiere una gran cantidad de auto-control y, hasta ahora, no me has impresionado con el tuyo. Tengo mas que tu, y si me conocieras, sabrías lo casi imposible que es eso."
Los dos chicos me miraban, sorprendidos. Aparentemente, era más eficaz que provocativa.
Bueno, al menos durante varios segundos. Porque cuando el efecto de mis palabras pasó, volvieron a las mismas. Recibí un golpe en el fuego cruzado, lo que me empujó lejos, casi cayéndome en el proceso. De repente, detrás de mí, Mason llegó en mi defensa. El golpeó al primer chico que vio – el que no era de la realeza.
El chico cayó hacia atrás, cayendo en la piscina, salpicando agua por todo alrededor. Recordé el miedo a romperme el cráneo, pero un segundo después, se levantó y se limpió el agua de los ojos.
Me agarré del brazo de Mason, intentando calmarlo, pero él se soltó y se fue a por Andrew. Lo empujó con fuerza, enviándolo junto a varios Moroi - amigos de Andrew, sospeché- que parecían estar intentando separar la pelea. El otro chico salio de la piscina, la ira llenaba su rostro, y se movió en dirección de Andrew. Esta vez, Mason y yo bloqueó su camino. Él nos miró.
"No", le advertí.
El chico apretó sus puños y parecía que se estaba preparando para intentar derrumbarnos a ambos. Pero éramos intimidadores, y parecía no tener un montón de amigos, al contrario que Andrew - que estaba gritando obscenidades y siendo arrastrado lejos. Con algunas amenazas susurradas, el chico se alejó.
En el momento en que se fue, me giré hacia Mason. "Estás fuera de si?"
"Huh?", Preguntó.
"Metiéndote en medio de la pelea!"
"También te metiste” dijo.
Empecé a discutir, pero me di cuenta de que tenía razón. "Es diferente", murmuré.
Ligeramente se inclinó hacia adelante. "¿Está borracha?"
"No. Por supuesto que no. Estoy intentando impedir que hagas algo estúpido. Sólo porque tengas delirios de poder ser capaz de matar a un Strigoi no significa que tengas que golpear a todo el mundo."
"Delirios?" Preguntó con rigor.
Empecé a sentirme mareada. Mi cabeza daba vueltas, empecé a dirigirme a un cuarto, esperando no tropezarme.
Pero cuando llegué, vi que era una especie de habitación con postres o con bebidas. Bueno, al menos, no del tipo que me esperaba. Era una habitación de alimentadores.
Varios humanos estaban sentados en los sofás con Moroi al lado. Incienso de jazmín estaba en el aire. Aturdida, miré con fascinación como un rubio Moroi se inclina hacia el cuello de una bella pelirroja. Percibí, que todos estos alimentos eran excepcionalmente bellos. Como modelos o actrices. Sólo lo mejor para la realeza.
El chico bebió por un largo tiempo, y la chica cerró los ojos y apretó sus labios en una pura expresión de felicidad mientras las endorfinas de los Moroi fluían por su torrente sanguíneo. Temblé, recordando lo mucho que había disfrutado esa euforia. Con mi mente alcoholizada, todo esto me parecía alarmadamente erótico. En realidad, casi me sentí como una intrusa - como si los estuviera viendo tener sexo. Cuando el Moroi terminó y lamió los restos de sangre, presionó sus labios contra su mejilla, en un beso suave.
"¿Quieres ser voluntaria?"
Unos dedos tocaron mi cuello y di un salto. Me giré y vi a los ojos verdes de Adrian y su sonrisa arrogante.
"No hagas eso," le dije, retirándole la mano.
"Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?", Preguntó.
Hice un gesto abarcando la habitación. "Estoy perdida".
Me miró. "¿Estás borracha?"
"No. Por supuesto que no... pero..." Las náuseas disminuyeron un poco, pero todavía no me sentía bien. "Creo que debería sentarme."
Agarró mi brazo. "Bueno, pero no te sientes aquí. Alguien puede pensar mal. Vamos a un lugar tranquilo."
Me llevó a un lugar diferente, y miré alrededor con interés. Era un área para masajes. Varios Moroi estaban acostados de espaldas y los empleados del hotel le estaban masajeando la espalda y los pies. El aceite que utilizaban olía a lavanda y a romero.
En otras circunstancias, un masaje sería fantástico, pero acostarme boca abajo parecía una terrible idea.
Me senté en el suelo, apoyándome contra la pared. Adrian se marchó y regresó con un vaso de agua. Sentándose también, me entregó el vaso.
"Toma esto. Te ayudará. "
"Te lo dije, no estoy borracha", murmuré. Pero de todos modos, tomé el agua.
"Uh-huh." Me sonrió. "Hiciste un buen trabajo con aquella pelea. ¿Quién era el otro chico que te ayudó? "
"Mi novio", le dije. "Más o menos."
"Mia estaba cerca. Tienes muchos chicos en tu vida. "
"No es así."
"Ok" Él sonrió. "¿Dónde está Vasilisa? Pensé que estaría contigo. "
"Ella está con su novio." Lo estudié.
"¿Qué es ese tono? Celos? ¿Lo quieres para ti? "
"Dios mío, no. Sólo que no me cae bien. "
"La trata mal?", Preguntó.
"No", admití. "El la adora. Es solo que es un poco idiota. "
Adrian estaba claramente disfrutando. "¡Ah, estás celosa. Pasa más tiempo con él que contigo? "
Lo ignoré. "¿Por qué sigues preguntándome por ella? ¿Estás interesado en ella? "
Se rió. "Estén tranquila, no me interesa de la misma forma que me interesas tu."
"Pero estás interesado".
"Sólo quiero hablar con ella."
Se fue a buscar mas agua. "Te sientes mejor?" Preguntó, entregándome el vaso.
Era de cristal y estaba tallado. Parecía muy elegante para el agua normal.
"Es... no pensé que las bebidas fuesen tan fuertes. "
"Eso es la belleza de ellas," se rió. "Y hablando de belleza... este color te queda increíble"
Me quedé muda. No estaba enseñando tanto como las otras chicas, pero estaba enseñando más de lo que quería que Adrian viese. O no? Había algo extraño en él.
Sus formas arrogantes me irritaban... pero aún así quería estar cerca de él. Tal vez el genio en mi había reconocido su espíritu gentil.
En algún lugar del fondo de mi mente borracha, una bombilla se encendió. Pero no podía entender por que. Bebí más agua.
"No has encendido un cigarrillo, al menos, en 10 minutos", le dije, queriendo cambiar el tema.
Hizo una mueca. "Está prohibido fumar aquí".
"Estoy segura de que lo compensaste con el ponche."
Su sonrisa regresó. "Bueno, algunos de nosotros podemos beber. No te estás poniendo enferma, verdad?
Todavía me sentía borracha, pero sin nauseas, "No."
"Bien."
Pensé sobre cuando soñé con él. Había sido un sueño, pero no lograba olvidarlo, en particular la parte donde me dijo que estaba rodeada de oscuridad. Quería preguntarle sobre eso... aunque pensaba que era algo estúpido. Había sido mi sueño, no el suyo.
"Adrian..."
Me miró. "Sí, querida?"
No conseguí preguntárselo. "Olvídalo."
Comenzó a responder, pero entonces giró la cabeza hacia la puerta. "¡Ah, aquí viene ella".
"¿Quién-¿"
Lissa entró en la habitación, los ojos mirando alrededor. Cuando nos vio, una sensación de alivio la inundó su rostro. No podía sentir todavía. El alcohol adormecía nuestra conexión. Esa era otra razón por la que no debería haber hecho algo tan estúpido esta noche.
"Aquí estás", dijo, arrodillándose junto a mí. Mirando a Adrian, lo saludó.
"Hola".
"Hola, prima", respondió, usando el término que a veces los de la realeza usaban entre ellos.
"¿Estás bien?" Me preguntó ella. "Cuando vi lo borracha que estabas, pensé que podrías haberte caído en algún lugar y ahogarte. "
"Yo no-" Desistí de llevarle la contraria. "Estoy bien".
La expresión habitual de Adrian se puso sería mientras estudiaba a Lissa. Me recordó de nuevo el sueño. "¿Cómo la has encontrado?"
Lissa la miró sorprendida. "Yo, eh, miré en todas las habitaciones."
"Oh" Parecía decepcionado. "Pensé que habrías utilizado tu conexión".
Las dos lo miramos.
"¿Cómo sabes sobre eso?" Le exigí. Sólo algunas personas de la escuela lo sabían. Adrian lo había dicho de una forma tan informal que parecía que estaba hablando del color del pelo.
"Oye, no puedo revelar todos mis secretos, ¿no?" Pidió misterioso. "Y además, actuáis de una forma diferente cuando estáis cerca una de la otra... es difícil de explicar. Es fantástico... todos los viejos mitos son verdad. "
Lissa lo miró detenidamente, "Nuestra conexión solo funciona en una dirección. Rose puede sentir lo que estoy sintiendo y pensando, pero yo no puedo sentir lo que ella siente"
"Ah." Se quedó sentado en silencio durante unos segundos, y yo bebí más agua. Adrián habló de nuevo. "Prima, y en que te especializaste?
Parecía avergonzada. Nosotras dos sabíamos que era importante mantener el poder del Espíritu un secreto, contra aquellos que podrían querer abusar de las facultades de curar de ella, pero la historia de no que no se había experimentado en nada siempre la molestaba.
"No me especialicé", dijo.
"Creen que lo harás? Más tarde?"
"No."
"Probablemente tienes algún poder con los elementos, ¿verdad? Pero no lo suficientemente fuerte para dominar uno? "Él levantó su mano y la dirigió al hombro de ella.
"Si, pero como-"
En el momento en que los dedos de el la tocaron, ella jadeó. Era como si un rayo la hubiese alcanzado. Una mirada extraña cruzó su rostro. Incluso borracha, sentí la alegría que la cubría a través de la conexión. Ella miró con admiración a Adrian. Los ojos de el también la miraban fijamente. No entendí por que se estaban mirando de esa forma pero me molestó
"Oye", le dije. "Basta. Te lo dije, ella tiene novio. "
"Lo sé", dijo, todavía mirándola. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios. "Tenemos que hablar un día, prima".
"Sí," acordó ella.
"Hola." Estaba más confundida que nunca. "Tienes novio. Y está ahí. "
Ella parpadeó de regreso a la realidad. Los tres nos giramos hacia la puerta. Christian y los demás estaban allí. De repente me acordé de cuando me habían encontrado con los brazos de Adrian a mí alrededor. Esto no era mucho mejor. Lissa y yo estábamos sentadas muy cerca de él, una a cada lado.
Ella dio un salto, medio avergonzada. Christian la estaba mirando con curiosidad.
"Estábamos a punto de irnos", dijo Christian.
"Bien," dijo ella. Entonces me miró "¿Lista?"
Asentí y comencé a levantarme. Adrian me agarró del brazo, mientras me levantaba y me ayudó. Él le sonrió a Lissa. "Me alegro de haber hablado contigo." Para mí, él murmuró, "No te preocupes. Te lo dije, no estoy interesado en ella de esa manera. No se ve tan bien en bikini. E probablemente tampoco lo haría sin el".
Alejé mi brazo. "Bueno, nunca lo sabrás."
"Está bien", dijo. "Tengo una buena imaginación."
Me uní a los demás, y nos dirigimos a la parte principal del hotel. Mason me dio una mirada extraña, la misma que Christian le había dado a Lissa y se alejó de mí, caminando delante con Eddie. Para mi sorpresa y malestar, estaba caminando junto a Mia. Ella se veía realmente mal.
"Yo... siento mucho lo que pasó", le dije finalmente.
"No tienes que actuar como si te importase, Rose."
"No, no. Hablo en serio. Es horrible... Lo siento tanto. "Ella no me miró. "Esto... es decir, verás pronto a tu padre? "
"Cuando hagan el memorial", dijo rígidamente.
'Oh'
No sabía qué mas decir y desistí, centrando mi atención en las escaleras mientras subíamos hasta el nivel del hotel. Inesperadamente, fue Mia quien siguió con la conversación.
"Te vi parar aquella pelea..." dijo lentamente. "Mencionaste la magia ofensiva. Como si supieses sobre ella"
Oh. Fantástico. Iba a chantajearme..? En ese momento, me había parecido gentil.
"Solamente lo supuse", le dije. De ninguna manera iba a entregar a Tasha y a Christian. "No se mucho. Sólo lo que he escuchado de algunas historias".
"Oh" Su cara se redujo. "¿Qué tipo de historias?"
"Um, bueno... "Traté de pensar en algo ni demasiado vago ni demasiado específico. "Como le dije a esos chicos... requiere un gran auto control Porque si estás en una pelea con un Strigoi, cualquier cosa te puede distraer. Entonces tienes que estar controlada. "
En realidad, eso, era una regla básica de los guardianes, pero debía de ser algo nuevo para Mia. Sus ojos brillaron con entusiasmo. "¿Qué más? ¿Qué tipo de hechizos usan?"
Negué con la cabeza. "No sé. No sé que hechizos funcionan, y como te he dicho, son sólo... historias que oí. Mi conjetura es que sólo se encuentra el modo de utilizar la magia como arma. Como... los usuarios de fuego tienen ventaja porque el fuego mata a los Strigoi es más fácil para ellos. Y los usuarios de aire pueden asfixiar personas. "Yo había experimentado eso último con Lissa. Fue horrible.
Los ojos de Mia brillaron mas entusiasmados. "¿Qué pasa con los usuarios de agua?" preguntó. "Como puede el agua dañar a un Strigoi?"
Me detuve. "Yo, eh, nunca he escuchado ninguna historia sobre los usuarios de agua. Lo siento.
"Tienes alguna idea? Algún método, o algo de cómo podría ser utilizada para luchar?"
Ah. Entonces de eso se trataba. Recordé lo entusiasmada que estaba en la reunión cuando Tasha habló sobre atacar a los Strigoi. Mia se quería vengar de los Strigoi por la muerte de su madre. No era de extrañar que ella y Mason se estuvieran llevando tan bien.
"Mia", le dije suavemente, sujetando la puerta mientras ella pasaba. Estábamos casi en el salón. "Sé cuanto deseas hacer... algo. Pero creo que estarás mejor solo dejándolo estar”
Ella enrojeció, y de repente, estaba viendo a Mia normal, a la irritada. "No me trates como si fuese inferior ", dijo.
"Oye, no lo estoy haciendo. Soy seria. Estoy diciendo que no debe hacer nada apresurado mientras se estás molesta. Además... "Me tragué las palabras.
Entrecerró los ojos. "¿Qué?"
Joder. Siempre quería saber. "Bueno, no sé lo que un usuario de agua podría hacer frente a un Strigoi. Es probablemente el elemento menos útil para usar en su contra. "
Indignación llenó sus facciones "Eres una zorra, ¿lo sabias?"
"Solamente te estoy diciendo la verdad."
"Bueno, entonces déjame decirte a ti la verdad. Eres una completa idiota cuando se trata de chicos".
Pensé en Dimitri. Ella no se estaba equivocando.
"Mason es fantástico", continuó. "Uno de los mejores chicos que conozco- y ni siquiera te das cuenta! Él haría cualquier cosa por ti, y tu coqueteas con Adrian Ivashkov ".
Sus palabras que me sorprendieron. Mia podría estar interesada en Mason? Y aunque no estaba coqueteando con Adrian, podría entender que lo pareciese. E incluso aunque no fuese cierto, ello no impedirá a Mason sentirse herido y traicionado.
"Tienes razón", le dije.
Mia me miró, estaba tan sorprendida de que le hubiese dado la razón, que no dijo nada mientras caminábamos.
Llegamos a la parte de la sala en la que se dividía en las alas para chicos y las de las chicas. Agarré el brazo de Mason mientras los demás se alejaban.
"Espera", le dije. Necesitaba dejarle las cosas claras sobre Adrian, pero una parte pequeña de mí, se preguntaba si lo hacia por que me gustaba Mason o porque simplemente me gustaba la idea de que a Mason le gustase y mi yo egoísta no quería perderlo. Se detuvo y me miró. Su rostro estaba cauteloso. "Quería decirte que lo siento mucho. No debería haberte gritado después de la pelea - sé que sólo intentabas ayudar. Y con Adrian... no ocurrió nada. Y te lo estoy diciendo en serio. "
"No lo parecía," dijo Mason. Pero la ira de su cara había disminuido.
"Lo sé, pero créeme, lo es. El tiene alguna fijación estúpida por mí. "
Mi tono debía haber sido convincente porque Mason sonrió. "Bueno. Es difícil no tenerla".
"No estoy interesada en él," continué "O en cualquier otra persona." Era una pequeña mentira, pero no creo que importase. Lo de Dimitri se iba a acabar y Mia tenía razón sobre Mason. Era asombroso, dulce y tierno. Y solo una tonta no lo vería ... ¿verdad?
Mis manos todavía estaban en su brazo, así que lo agarré y lo acerqué. Él no necesito una señal mayor. Se inclinó y me besó, y en el proceso, y en el proceso me encontré presionada contra la pared - como había ocurrido durante los entrenamientos con Dimitri. Por supuesto, no sentí nada parecido como cuando estaba con Dimitri, pero se sentía bien. Puse mis brazos alrededor de Mason y comenzó a tirar de él más cerca.
"Podríamos ir... ir a alguna parte ", le dije.
Él se rió y se alejó. "No cuando estás borracha".
"Yo no estoy... tan... borracha", le dije, intentando acercarlo de nuevo.
Dándome un pequeño beso en los labios, el se alejó. "Estás lo suficientemente borracha. Mira, no es fácil, créeme. Pero si todavía me quieres mañana - cuando estés sobria - hablaremos".
Se inclinó y me besó de nuevo. Traté de poner mis brazos a su alrededor, pero él se alejó de nuevo.
"Chica fácil", bromeó, y se giró hacia el pasillo.
Lo miré, pero él sólo se rió y se marchó. Mientras él se marchaba, mi fascinación disminuyó, y corrí a mi habitación con una sonrisa en la cara.